Vivimos este tiempo como un “embarazo de corazón”, un poco más largo de lo común. Además, no sabemos si será niño o niña, bebé o más mayor, qué rasgos tendrá… y eso nos permite esperar sin poner etiquetas, amando sin límites. En este proceso también nos preparamos conscientemente para la llegada y, sobre todo, cuidamos y fortalecemos nuestro matrimonio, porque será el pilar de la familia que Dios nos confía.
Copia y pega esta URL en tu sitio WordPress para incrustarlo
Copia y pega este código en tu sitio para incrustarlo