16.30 – Francisco llega a Israel

En su discurso de bienvenida pide que la solución de ‘los dos Estados’ se convierta en una realidad y no se quede en un sueño

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El helicóptero en el que viajaba el Santo Padre procedente de Belén ha aterrizado a las 16.30 hora local, en el aeropuerto internacional Ben Gourion de Tel Aviv.

El Papa ha sido recibido por el presidente de la República de Israel, Shimon Peres y por el primer ministro Benjamin Netanyahu. Estaban también presentes otras autoridades políticas, civiles y religiosas. Así como los Ordinarios de Tierra Santa y una representación de jóvenes.

Tras los honores militares, escuchar los himnos nacionales y las palabras del presidente de la República y el primer ministro, el Papa ha pronunciado su discurso.

Francisco ha manifestado su «deseo que esta Tierra bendita sea un lugar en el que no haya espacio alguno para quien, instrumentalizando y exasperando el valor de su pertenencia religiosa, se vuelve intolerante o violento con la ajena». También ha dedicado unas palabras a quienes han perdido la vida en el atentado que tuvo lugar ayer en Bruselas y manifestando su rechazo por este crimen de odio antisemita. El Papa ha pedido a Dios por las víctimas y la sanación de los heridos. El acto violento acabó con la vida de cuatro personas en el Museo Judío de Bruselas. Una persona irrumpió en el museo a primera hora del sábado 24 por la tarde y abrió fuego contra varias personas.

Asimismo, durante el discurso el Pontífice ha aprovechado esta ocasión, para invitar al presidente Shimon Peres -tal y como ha hecho por la mañana con el presidente palestino, Mahmoud Abbas- a un encuentro de oración por la paz en el Vaticano.

El Papa ha recordado que este viaje conmemora los 50 años del histórico viaje del Papa Pablo VI. «Desde entonces han cambiado muchas cosas entre la Santa Sede y el Estado de Israel: las relaciones diplomáticas, que desde hace 20 años se han establecido entre nosotros, han favorecido cada vez más intercambios buenos y cordiales, como atestiguan los dos Acuerdos ya firmados y ratificados y el que se está fraguando en estos momentos», ha observado el Papa.

Francisco ha observado que Jerusalén significa “ciudad de la paz”. «Así la quiere Dios y así desean que sea todos los hombres de buena voluntad», ha indicado. Pero -ha matizado- desgraciadamente esta ciudad padece todavía las consecuencias de largos conflictos. De este modo, Francisco ha exhortado a que se redoblen los esfuerzos y las energías para alcanzar una resolución justa y duradera de los conflictos que han causado tantos sufrimientos. Y ha suplicado «a cuantos están investidos de responsabilidad que no dejen nada por intentar en la búsqueda de soluciones justas a las complejas dificultades, de modo que israelíes y palestinos puedan vivir en paz».

El Santo Padre ha renovado el llamamiento que Benedicto XVI hizo en este lugar, «que sea universalmente reconocido que el Estado de Israel tiene derecho a existir y a gozar de paz y seguridad dentro de unas fronteras internacionalmente reconocidas. Que se reconozca igualmente que el pueblo palestino tiene derecho a una patria soberana, a vivir con dignidad y a desplazarse libremente. Que la “solución de los dos Estados” se convierta en una realidad y no se quede en un sueño».

Por otro lado, el Obispo de Roma ha explicado que un moment especialmente intenso de su estancia en Israel «será la visita al Memorial de YadVashem, en recuerdo de los seis millones de judíos víctimas de la Shoah, tragedia que se ha convertido en símbolo de hasta dónde puede llegar la maldad del hombre cuando, alimentada por falsas ideologías, se olvida de la dignidad fundamental de la persona, que merece respeto absoluto independientemente del pueblo al que pertenezca o la religión que profese». Por esta razón, ha pedido a Dios «que no suceda nunca más un crimen semejante, entre cuyas víctimas se cuentan también muchos cristianos y otras personas».

Y así ha pedido la promoción de «una educación en la que la exclusión y la confrontación dejen paso a la inclusión y el encuentro, donde no haya lugar para el antisemitismo, en cualquiera de sus formas, ni para manifestaciones de hostilidad, discriminación o intolerancia hacia las personas o los pueblos».

Al finalizar, el Papa ha indicado que por la brevedad del viaje se limitan inevitablemente los encuentros, por esta razón a querido saludar «a todos los ciudadanos israelíes y manifestarles mi cercanía, especialmente a los que viven en Nazaret y en Galilea, donde están presentes también muchas comunidades cristianas». Así como se ha dirigido a los obispos y fieles laicos cristianos, «los animo a proseguir con confianza y esperanza su sereno testimonio a favor de la reconciliación y del perdón, siguiendo la enseñanza y el ejemplo del Señor Jesús, que dio la vida por la paz entre los hombres y Dios, entre hermano y hermano. Sean fermento de reconciliación, portadores de esperanza, testigos de caridad. Sepan que están siempre en mis oraciones».

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ZENIT Staff

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