19.15 – Francisco pide el fin de la guerra en Siria y la conversión de los violentos

El Papa dirige unas palabras ante 600 refugiados y jóvenes discapacitados en una iglesia latina en construcción en el rí­o Jordán

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En la iglesia latina aún en construcción y cuya primera piedra fue bendecida por el papa Benedicto XVI durante su visita en 2009, el Santo Padre se ha reunido con unos 600 personas, entre refugiados y jóvenes discapacitados.

Después de la presentación del Patriarca de Jerusalén de los Latinos, su Beatitud Fouad Twal, y, el papa Francisco ha pronunciado su discurso.

El Santo Padre ha afirmado que tenía mucho interés en «encontrarme con ustedes que, a causa de sangrientos conflictos, han tenido que abandonar sus casas y su Patria y han encontrado refugio en la acogedora tierra de Jordania; y al mismo tiempo, con ustedes, queridos jóvenes, que experimentan el peso de alguna limitación física».

Francisco ha recordado que al acudir al Jordán para ser bautizado, Jesús se mostró humilde, compartiendo la condición humana: se rebajó haciéndose igual a nosotros y con su amor nos restituyó la dignidad y nos dio la salvación». El Papa ha observado cómo nos soprende esta humildad de Cristo que se abaja ante «las heridas humanas para curarlas». Y, por nuestra parte, «nos sentimos profundamente afectados por los dramas y las heridas de nuestro tiempo, especialmente por las que son fruto de los conflictos todavía abiertos en Oriente Medio», ha indicado.  De este modo, el Papa ha recordado a Siria, «lacerada por una lucha fratricida que dura ya tres años y que ha cosechado innumerables víctimas, obligando a millones de personas a convertirse en refugiados y a exilarse en otros países».

Por ello, el Pontífice ha agradecido a las autoridades y al pueblo jordano «la generosa acogida de un número elevadísimo de refugiados provenientes de Siria y de Iraq, y extiendo mi agradecimiento a todos aquellos que les prestan asistencia y solidaridad». Asimismo, piensa también en instituciones de la Iglesia como Caritas Jordania y otras que, «asistiendo a los necesitados sin distinción de credo religioso, pertenencia étnica o ideológica, manifiestan el esplendor del rostro caritativo de Jesús misericordioso».

De este modo, el Santo Padre se ha dirigido a la comunidad internacional para que no deje sola a Jordania ante la emergencia humanitaria «que se ha creado con la llegada de un número tan elevado de refugiados, sino que continúe e incremente su apoyo y ayuda». Y ha renovado msu llamamiento a la paz en Siria. «Que cese la violencia y se respete el derecho humanitario, garantizando la necesaria asistencia a la población que sufre. Que nadie se empeñe en que las armas solucionen los problemas y todos vuelvan a la senda de las negociaciones», ha exhortado.  Francisco ha afirmado que la solución sólo puede venir del diálogo y de la moderación, de la compasión por quien sufre, de la búsqueda de una solución política y del sentido de la responsabilidad hacia los hermanos.

En unas palabras improvisadas denunció que en la raíz del mal y el odio está la codicia, e invitó a pensar que  el dinero de las armas permite seguir el conflicto.» Hagamos una oración por esta pobre gente criminal, para que se convierta», concluyó.

A los jóvenes, el Papa ha pedido que se unan a él en su oración por la paz y les ha animado a «colaborar, con su esfuerzo y sensibilidad, en la construcción de una sociedad respetuosa de los más débiles, de los enfermos, de los niños, de los ancianos». A pesar de las dificultades de la vida, -ha pedidoo- sean signo de esperanza.

Al concluir el encuentro, Francisco ha renovado su deseo «de que prevalezca la razón y la moderación y, con la ayuda de la comunidad internacional, Siria reencuentre el camino de la paz. Dios convierta a los violentos y a aquellos que tienen proyectos de guerra, y fortalezca los corazones y las mentes de los agentes de paz y los recompense con sus bendiciones».

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ZENIT Staff

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