350.000 jóvenes no canadienses reservan plaza para Toronto 2002

Incluso judíos y musulmanes han ofrecido su colaboración

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ROMA, 8 abril 2001 (ZENIT.org).- Cuando falta todavía más de un año para la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) en Toronto, 350.000 jóvenes de todos los continentes ya han hecho su reservación, según ha revelado hoy en Roma el director general de su organización, el sacerdote canadiense Thomas Rosica.

Para facilitar las reservaciones de participación en el encuentro, que tendrá lugar del 18 al 28 de julio de 2002 y en el que participará el Papa, se ha convertido en un instrumento eficaz la página web creada con este motivo, http://www.wyd2002.org.

El padre Rosica, basilio [de la Orden de San Basilio] de 42 años, no cabe en sí de la satisfacción. Había vuelto de Roma a Toronto, el pasado mes de agosto, con una idea clave: lanzar una auténtica pastoral juvenil nacional que nunca antes se había intentado en un país grande, extensísimo, que es una encrucijada de culturas y etnias, en el que la división entre anglófonos y francófonos no es sólo linguística.

Tenía un temor también: ¿no habría muchos jóvenes que se desanimarían a ir un lugar tan lejano y
con un costo tan grande? Pocas semanas después el padre Rosica empezó a pellizcarse para comprobar que no estaba soñando, empezaron a llegar solicitudes: «Ya hemos recibido
350.000 peticiones de todo el mundo, excluido Canadá, sólo para el alojamiento. Ya 32 de las 72 diócesis del país se han declarado dispuestas, preparadas, felices de acoger a los jóvenes peregrinos. Y Canadá es muy grande, desde la Columbia Británica, en el Pacífico, hasta el Ontario, hay dos horas de vuelo… Pero el acontecimiento más importante es quizá otro».

La historia empieza en octubre pasado con motivo de la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Canadiense (CCCB). «Teníamos el deseo –recuerda– de que la JMJ de 2002 fuera la ocasión para que por fin surgiera una verdadera pastoral juvenil nacional. Tras la JMJ, naturalmente. Pues bien lo que yo pensaba que fuera el postre de la jornada es en realidad el
aperitivo».

«En febrero –sigue el padre Rosica– se celebró el primer Foro nacional para responsables diocesanos de la pastoral diocesana. Asistieron 71 diócesis de un total de 72 pero porque un responsable se puso enfermo. Un total de 147 delegados de todo el país, anglófonos y francófonos. Pero esto no era todo».

«Vinieron los representantes de las eparquías ucraniana y eslovaca e incluso los maronitas». Pero no es todo. «Como digo que nuestro país es muy rico y variado. Nos buscan las comunidades judía, musulmana, y también los hindúes y los budistas. Nos están pidiendo si pueden ayudarnos de algún modo».

«Ahora –concluye el padre Rosica– estamos preguntándonos cómo podemos responder a tanta generosidad. Porque una cosa es clara, la JMJ es una jornada católica. Pero ser católicos significa también ser hospitalarios», afirma el padre Rosica.

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ZENIT Staff

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