5º día del retiro del Papa: renunciar a la lógica humana y abrirse a la eternidad

Meditación de los ejercicios espirituales de la Curia romana en Ariccia

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La capacidad de salir de nosotros mismos para acoger a Dios que nos abre su hoy eterno y nos hace capaces de vivir lo que es humanamente imposible. Este ha sido el tema que monseñor Angelo De Donatis ha desarrollado en las meditaciones de ayer por la tarde y esta mañana en los ejercicios espirituales para el Papa y la Curia Romana, que tienen lugar en Ariccia desde el 9 hasta el 14 de marzo.

El predicador se ha detenido sobre dos figuras femeninas del Evangelio: María, en el fragmento de Lucas de la Anunciación, y la mujer desconocida de la que habla Marcos, que al llegar Jesús a la casa del leproso a Betania, roció la cabeza con un aceite valioso.

María que ve, escucha, acoge y deja de lado sus proyectos, renuncia a la lógica humana, se hace disponible sin tardanza a Dios que le «abre su hoy eterno». «La virginidad de María no es para infravalorar la sexualidad sino para evidenciar que ese Niño debe nacer como un don de la gracia de Dios y no como un producto de la capacidad del mundo», ha explicado monseñor De Donatis. La virginidad de María «tiene que ver con la gracia de Dios, no con la bondad ética del comportamiento» y «consiste en el no poner la propia confianza en los medios mundanos, sino en dejar obrar al Espíritu de Dios en la propia vida», ha observado. Y ha proseguido indicando que así también el celibato de los sacerdotes no puede ser explicado en términos del ‘seré más libre, eficaz, adecuado’ sino con el ser padre a través de la obra del Espíritu Santo, es decir la fe. «El mundo espera padres y madres que puedan generar para Dios», ha afirmado el predicador. Y de aquí -ha indicado- la invitación a «una pastoral hecha con virginidad y maternidad, con celibato y paternidad», según la obra de Dios. Asimismo, «también a nosotros como a María se nos pide antes de nada creer y fiarnos del Señor, creyéndole más a Él que a nuestras dudas y a los miedos que el enemigo hace surgir dentro de nosotros» para obstaculizar nuestro seguir a Dios.

Por otro lado, el predicador ha hablado de la otra mujer, señalando que Jesús se hace presente si es amado allí donde está el mal, tal y como sucedió en la casa del leproso de Betania. «Aquí el gesto de amor gratuito de la mujer, quizá una prostituta, hace entender que Jesús es capaz de recuperar todo y transformarlo en bien. La mujer, gracias a Jesús, muere a sí misma, a sus deseos y egoísmos. Y vivir la Iglesia es precisamente morir a sí mismos para resucitar como hombres de la comunión», ha explicado monseñor De Donatis.

Finalmente ha indicado que «más se acercan los hombres a Dios, más se acerca Él a los hombres y más se acercan los hombres entre ellos y se crea así esa comunión que va más allá de la muerte y pasa a la eternidad».

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ZENIT Staff

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