9.00 – El Papa en Nápoles con la primavera, invita a la esperanza

No dejar que el mal tenga la útima palabra. ‘Todos somos inmigrantes e hijos de Dios’. Recordó que el trabajo en negro es explotación. ‘Sin trabajo aunque te den comida no hay dignidad’

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Por Rocío Lancho, enviada de ZENIT a Nápoles – El Papa entra en Nápoles desde la periferia. El difícil barrio de Scampia recibe con entusiasmo la visita del Pontífice

Apenas había amanecido cuando los más madrugadores ya caminaban hacia la plaza Juan Pablo II en el barrio napolitano de Scampia para ocupar las primeras filas y poder así ver de cerca al Santo Padre Francisco.

La llamada de Santo Padre a ir a las periferias se cumple hoy aquí. En una zona a las afueras de Nápoles que dista mucho de la realidad vivida en otras zonas de la ciudad, como el paseo marítimo y el puerto, donde el lujo y el bienestar es palpable. Las Vele es la construcción por la que se caracteriza y es conocido este barrio. Un barrio, en parte comparable con las Villas Miseria que el cardenal Bergoglio frecuentaba en Buenos Aires. A su llegada el Papa ha sido recibido por el arzobispo de Nápoles, el cardenal Crescenzio Sepe, y por otras autoridades locales. En este encuentro estaban representadas varias realidades sociales: el mundo de la cultura, de la legalidad, del mundo profesional, marginados e inmigrantes.

Un barrio marcado por una situación de marginalidad, pero que sin embargo es la segunda vez que recibe y acoge a un Pontífice. Hace 25 años, Juan Pablo II llegó aquí y pronunció una frase que aún hoy se puede leer en lo alto de la plaza: «¡No rendirse al mal… Nunca! Asimismo, otro gran cartel recibe a los visitantes a testa plaza: «Cuando no ves la felicidad, búscala dentro».

Casi dos horas antes de la llegada del Papa, cientos de personas comenzaban la espera y extendían sus banderas donde le dan la bienvenida. Los niños, ubicados a la derecha del escenario, cantaban para animar la espera.

A las 9 de la mañana, se comenzó a escuchar el helicóptero que traía a Francisco directamente desde Pompeya, primera parada de la visita de este jornada. En ese momento, los fieles presentes en la plaza, llenos de entusiasmo, comenzaron y agitar sus banderines con la imagen del Papa. Ha entrado en la plaza con el papamóvil y enseguida la gente comenzó a saludar y gritar a coro ¡Buenos días Francisco’!

El sueño se ha hecho realidad hoy, el sueño de todos. Con «amorosa insistencia» la gente me pedía invitarle cuando iba a parroquias, hospitales… ha dicho el cardenal Sepe dando la bienvenida a Francisco. El Papa llega a este barrio «lleno de problemas, pero también rico de recursos donde nuestras parroquias, religioso… comprometidos en testimoniar a Cristo, anunciando el Evangelio de la justicia y la caridad», ha  precisado el purpurado.

Antes de la intervención de Francisco, tres personas en representación de las distintas realidades han hecho preguntas al Papa. Primero una inmigrante le interrogaba sobre «cómo sentirse hijos de Dios», a continuación un  trabajador ha pedido «un llamamiento» a favor de los parados, los desempleados, pidiendo creer «en la sacralidad del trabajo». Finalmente, un representante del mundo legislativo y judicial ha hablado de corrupción, ética pública y ha pedido un «recorrido de esperanza que apoye el compromiso civil de quienes persiguen la legalidad».

El Papa ha confirmado que ha querido comenzar su visita precisamente aquí, desde la periferia. «Se ve que los napolitanos no son fríos», ha exclamado el Papa. Dando gracias al cardenal por invitarle e incluso «amenazarle» si no venía, la broma ha provocado la risa de todos los presentes. “Agradezco también a vuestro arzobispo que me invitó y casi amenazó para hacerme venir”.

La alegría es vuestro gran recurso, ha asegurado. Además, el Santo Padre ha hablado de esperanza como matrimonio y levadura del alma. Asimismo ha indicado que tienen un gran desafío: «no dejar que el mal tenga la última palabra».

En sus palabras, el Santo Padre respondiendo a la señora filipina recordó que los inmigrante no son ciudadanos de segunda categoría. “Todos somos inmigrantes, hijos de Dios” repitió varias veces en sus palabras improvisadas, porque «nadie tiene casa fija, estamos de paso en este mundo».

Con la segunda pregunta, la del trabajador, Francisco ha llamado la atención sobre la desempleo juvenil, «esto es grave». ¿Qué futuro tiene un joven que no tiene trabajo?»  

Asimismo ha hablado del problema de la falta de trabajo, no solamente de la ciudad de Nápoles, sino en el mundo, porque “hay un sistema que descarta a la gente”. Y si bien está Cáritas, y centros de asistencia, “el problema no es solamente comer, sino no tener la posibilidad de llevar el pan a casa, de no ganarlo, y cuando se pierde esto ese pierde la dignidad”. A esta sentencia del Pontífice, los presentes han respondido con un fuerte aplauso.  

“Tenemos que defender nuestra vida de ciudadanos y de hombres y no tenemos que quedarnos callados”. Ha señalado también “el trabajo a mitad”, o sea “la explotación”.

Francisco ha recordado que días atrás una joven que necesitaba trabajo fue a una empresa turística y que por 11 horas de trabajo le ofrecían 600 euros al mes sin aportes para la pensión. Y le dijeron que si no quería había una larga cola de personas que buscaban trabajo. “esto es esclavitud, no es cristiano”, dijo.

En la última pregunta, Francisco ha condenado nuevamente con fuerza la corrupción. Una tentación que todos tenemos, ha asegurado. «Una cosa corrupta es una cosa sucia, huele mal….» Y eso es lo que sucede en la realidad con la corrupción, ha observado. Frase que, nuevamente, ha provocado el entusiasmo, apoyo y aplauso de los presentes.

Y ha concluido recordando que la buena política es una de las cosas más nobles que hay, invitando a ir adelante con esperanza por la vía del bien.

«Para nosotros la llegada del Papa es importante porque queremos demostrar que no somos solo la tierra de la Camorra. Somos una ciudad y un barrio donde hay mucha gente que trabaja honestamente o que quisieran hacerlo. Esperemos que la visita del Papa sea un inicio que traiga luz a esta situación», ha declarado a ZENIT Giovanna, una joven del barrio. Sobre las palabras que el Papa ha dicho sobre el trabajo honesto y digno, los salarios en negro y el desempleo, la joven ha observado que es muy importante, «espereamos que quien debe entender que entienda realmente, esperemos que no sea solamente una jornada, sino que sea un continuación».

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Staff Reporter

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