9.00 – El Santo Padre llega a Castrovillari y va a visitar a los presos

Saludó a parientes y niños. En la cárcel leyó el discurso preparado, evitando la palabra ‘presos’

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El santo padre Francisco bajó del helicóptero en la región italiana de Calabria a las 9 de la mañana, en Castrovillari, en donde le esperaba una multitud de personas, mayoritariamente parientes de los presos. Le recibieron dos niños en trajes típicos, el obispo Nunzio Galantino y al alcalde de la Ciudad, Domenico Lo Polito. Desde allí caminó unos doscientos metros hasta la prisión, saludando, besando y bendiciendo a los niños que le acercaban y a los presentes. Y no faltó tampoco un mate que le acercaron algunos compatriotas residentes allí. Saludó también a un grupo de enfermos.

Aquí estaba programado el primer discurso, aunque no lo ha pronunciado para poder hablar con el corazón en la mano a los presos y personas que se encuentran en esta cárcel. Adentro del centro penitenciario las telecámaras no han entrado.

“Tierra hermosa y maltratada por la criminalidad, tierra de contradicciones”, la definió el obispo Nunzio Galantino. Uno de los problemas principales es la desocupación. La organización criminal local, la mafia del lugar, se llama N’drangheta.

En los lugares en donde le Papa va, como en la misa que celebra, no hay lugares reservados para los notables del lugar. Calabria con una cierta frecuencia termina en las primeras páginas por hechos de crónica. En esta cárcel está el papá del niño Nicola ‘Coco’ Campolongo, hace cinco meses atrás que la mafia asesinó por venganza y después quemó el cuerpo, y el culpable de asesinar el mes de marzo pasado a un sacerdote, el padre Lázzaro Longobardi.

Es una visita cargada de significados, comenzando por el tema de la misma: ‘Vengo a pedir perdón’. El Papa dijo esta frase recordando que llevó al Roma al obispo calabrés Galantino, para que le ayudara como presidente de la Conferencia Episcopal Italiana.

La construcción del instituto penitenciario de Castrovillari fue concluido en 1984 y entró en función en 1995, tiene una capacidad de 140 lugares pero hospeda unas 220 personas. La cárcel está fuera del centro habitado, con población masculina y femenina en diversos edificios. En el Instituto hay cursos para realizar estudios primarios y secundarios.

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ZENIT Staff

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