Abad católico, canónigo de la catedral anglicana de Londres

El benedictino Edmund Power, superior de San Pablo Extramuros

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ROMA, jueves 17 de septiembre de 2009 (ZENIT.org).- El benedictino Edmund Power, abad de la basílica romana de San Pablo Extramuros, fue nombrado el pasado 9 de septiembre canónigo honorario de la catedral anglicana de San Pablo de Londres.

Se trata de un nombramiento honorífico que la Iglesia anglicana ha concedido a un abad católico. En torno a él, el día de la ceremonia, estaban presentes altos prelados anglicanos y una delegación de los monjes de su comunidad de San Pablo Extramuros.

El abad Edmund Power ha concedido esta entrevista a ZENIT en el que explica los motivos de un nombramiento tan extraordinario.

–¿Cuál es el valor y el motivo de este nombramiento?

–Edmund Power: Creo que hay muchas razones. La primera es que estoy implicado personalmente desde hace tiempo en el trabajo ecuménico; después está el hecho de ser el abad de San Pablo Extramuros, abad de la comunidad benedictina que desde el siglo VIII cuida la liturgia y el lugar de la sepultura del Apóstol Pablo, del que hace poco que hemos celebrado el año bimilenario de su nacimiento, y esto me ofrece una posición privilegiada para actuar en este ámbito, por el mismo encargo que se nos ha confirmado ulteriormente como benedictinos de esta comunidad particular, por parte del mismo Papa Benedicto XVI.

Otro factor que creo que ha influido en el gran honor que se me ha hecho es el hecho de ser inglés, lo que me hace de alguna forma más cercano al mundo anglicano. Comprendo muy bien la mentalidad anglicana porque está integrada en la historia y en la cultura inglesas. Y además soy un católico romano y, por tanto, comprendo bien además lo que esto significa.

Por tanto las relaciones con los anglicanos y la Abadía de San Pablo van ciertamente en sentido positivo, como se ha visto durante el Año paulino.

En los últimos años, de hecho, las relaciones en Roma entre nuestra comunidad y la Comunión anglicana son óptimas, basta pensar en el Centro Anglicano en Roma, gestionado por el representante del arzobispo de Canterbury, y también en las dos parroquias anglicanas, la de «Todos los santos» y la de «San Pablo Intramuros», con las que tenemos una particular relación.

También hay una unión casi natural de los monjes benedictinos con la Catedral de San Pablo en Londres, fundada en el año 604 por el monje san Melitón (de Londres, santo venerado tanto por la Iglesia católica como por la anglicana, n.d.t.), discípulo de san Agustín de Canterbury. De hecho los anglicanos la consideran fundada por un benedictino, aunque históricamente no estamos seguros de que Melitón haya sido benedictino, pero ciertamente era monje. La Catedral de Londres, la primera en la capital inglesa, fue además dedicada a san Pablo, patrón de Roma junto con Pedro, lo que indicaba también la gran influencia de la misión de Roma a finales del siglo VI.

–Este nombramiento se enmarca, por tanto, de forma privilegiada en la obra que desarrollan ustedes como comunidad monástica para quien llega como peregrino a la basílica de San Pablo de Roma. ¿Cree que esto se refleja en parte también en el diálogo a nivel teológico entre anglicanos y católicos?

–Edmund Power: Creo que este tipo de amistad y de relaciones son preciosas y muy útiles, aunque parece que a un nivel más teológico aún no se ha afrontado; juntos podemos hacer cosas importantes: rezar juntos, hacer juntos el bien, servir juntos a los pobres, colaborar juntos para proyectos de este tipo. Podemos hacer mucho juntos, no sólo en sentido teológico, entendido dogmáticamente, sino también y sobre todo en lo que respecta a la espiritualidad, la teología ascética y monástica, un ámbito muy cercano y muy sentido en el mundo anglicano, que puede convertirse en un terreno común fértil sobre el que el diálogo puede ser más fácil y compartido.

He notado un gran interés por parte de muchos anglicanos en Londres por buscar la forma de poder dialogar sobre cuestiones que son urgentes para todos aquellos que creen en Cristo, no solo deteniéndonos en algunas cuestiones en liza, como pueden ser el sacerdocio femenino o la homosexualidad en los sacerdotes, sino sobre todo en mirar y poner la atención, por ejemplo, sobre la cuestión fundamental de una cultura que ya no reconoce a Cristo, un desafío igual para católicos y anglicanos, basta pensar en Europa. Un desafío fundamental que requiere un intercambio, un diálogo totalmente sincero y trasparente para ver juntos, humildemente, cómo seguir adelante para colaborar juntos por Cristo en el mundo moderno.

Espero que este reconocimiento, del que me siento muy agradecido y honrado, sea verdaderamente no sólo una oportunidad para mí, sino para todos aquellos que creen que se puede trabajar juntos por el bien común y por el Evangelio.

[Por Marco Cardinali, traducción del italiano por Inma Álvarez]

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ZENIT Staff

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