Abusos sexuales: La Iglesia no vigiló suficientemente, reconoce el Papa

En la rueda de prensa rumbo a Escocia

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EDIMBURGO, jueves 16 de septiembre de 2010 (ZENIT.org).-  La Iglesia no vigiló suficientemente para prevenir y responder a los casos de abusos sexuales de clérigos, reconoció Benedicto XVI este jueves, en el avión que le llevaba hacia Edimburgo para comenzar su visita de Estado al Reino Unido.

El Papa respondió a una de las preguntas formulada por los periodistas en la acostumbrada rueda de prensa, en la que constataba la pérdida de confianza de los fieles como consecuencia de los escándalos estallados en la opinión en los últimos años.

Un shock

En primer lugar, confesó el Papa, «tengo que decir que estas revelaciones han sido para mí un shock, son una gran tristeza».

«Es difícil entender cómo fue posible esta perversión del ministerio sacerdotal», reconoció.

«El sacerdote, en el momento de la ordenación, preparado durante años para este momento, dice ‘sí’ a Cristo para hacerse su voz, su boca, su mano, y servir con toda la existencia para que el buen Pastor, que ama, que ayuda y que guía a la verdad, esté presente en el mundo».

«Es difícil comprender cómo un hombre que ha hecho y dicho esto puede luego caer en esta perversión –añadió–. Es una gran tristeza, una tristeza también que la autoridad de la Iglesia no fuera suficientemente vigilante y suficientemente veloz y decidida para tomar las medidas necesarias».

Por este motivo, el sucesor de Pedro considera que «estamos en un momento de penitencia, de humildad, de renovada sinceridad, como escribí a los obispos irlandeses».

«Me parece que ahora debemos vivir precisamente un tiempo de penitencia, un tiempo de humildad, y renovar y aprender nuevamente la sinceridad absoluta», consideró.

Las víctimas, primer interés

El obispo de Roma luego afrontó la manera con que la Iglesia debe atender a las víctimas de estos abusos.

«¿Cómo podemos reparar? ¿Qué podemos hacer para ayudar a estas personas a superar este trauma, a reencontrar la vida, a reencontrar también la confianza en el mensaje de Cristo?», se preguntó.

Y respondió: «atención, compromiso con las víctimas, es la primera prioridad, con ayudas materiales, psicológicas y espirituales».

Los culpables

A continuación se planteó el problema de cómo reaccionar ante las personas culpables de estos delitos, y propuso, ante todo, que se les aplique «la justa pena» y «excluirlos de toda posibilidad de contacto con los jóvenes».

«Sabemos que ésta es una enfermedad –aclaró–, que la libre voluntad no funciona donde está esta enfermedad y, por lo tanto, debemos proteger a estas personas de sí mismas y encontrar la manera de ayudarlas y excluirlas de todo acceso a los jóvenes».

Por último, consideró que es necesario dar toda la importancia necesaria a «a prevención y la educación en la elección de los candidatos al sacerdocio».

Es decir, hay que «estar atentos para que, según las posibilidades humanas, se excluyan futuros casos».

Es posible leer la versión integral de las respuestas del Papa a periodistas rumbo al Reino Unido en la sección de documentos de ZENIT.

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ZENIT Staff

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