Actos en Roma por los 50 años de la revolución húngara

Pío XII promulgó tres encíclicas sobre la situación

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ROMA, domingo, 29 octubre 2006 (ZENIT.org).- Jefes de Estado de los antiguos países comunistas de Europa han recordado esta semana en Hungría el 50º aniversario del levantamiento de Budapest contra el régimen soviético.

Algunos de los eventos conmemorativos para la ocasión empezaron en Roma. Tuvo lugar una conferencia en la Academia Húngara que concluyó con la proyección de una película sobre los acontecimientos de 1956. Además, se colocó una corona de recuerdo en el refugio que albergó a los primeros inmigrantes húngaros en Italia.

La Sección Húngara de Radio Vaticana emitió una mesa redonda en la que se analizaron las lecciones políticas y eclesiales de la experiencia húngara.

Los participantes fueron Luca Pignataro, especialista en Historia Moderna, que presentó los hechos de la revolución. El general Piero Laporta describió los aspectos militares del levantamiento, y Giorgio Cirillo, director de RAI Internacional, habló de “La respuesta italiana a la Revolución”

Cada uno de ellos reconoció los valientes pasos húngaros emprendidos del 23 octubre al 4 de noviembre de 1956, cuando trataron de derribar a sus dominadores soviéticos y el telón de acero separaba Europa.

La esperanza de recuperar la libertad duró poco y la reacción dejó más de tres mil muertos. Otros miles abandonaron el país en busca de un futuro mejor.

En todos estos actos se hace evidente el apoyo vaticano a los siempre amantes de la libertad húngaros.

El padre Adam Somorjai, benedictino húngaro, lo puso de manifiesto en su intervención sobre el tema “Las encíclicas de Pío XII dedicadas a los acontecimientos de la historia húngara”.

El padre Somorjai, que trabaja en la Sección Húngara de la Secretaría de Estado vaticana, explicó cómo “durante estas dos cortas semanas del alzamiento, Pío XII publicó tres breves encíclicas”.

“En la primera, titulada ‘Luctuosissimi Eventus’, hizo un llamamiento al mundo cristiano para que rezara por Hungría”, dijo el benedictino.

Luego, a los ocho días del conflicto, cuando parecía que el alzamiento contra el superpoder ruso podía tener éxito, se promulgó “Laetamur Admodum”. Esta encíclica, recordó el padre Somorjai, “habla de la alegría del Papa de que la revolución estuviera teniendo éxito”.

La tercera, “Datis Nuperrime”, está fechada el 5 de noviembre, el verdadero día de la represión soviética. También pedía oraciones.

El Papa Pío XII destacó su interés por hablar directamente al pueblo húngaro en una emisión especial transmitida por Radio Vaticana. Les aseguró que Dios sería su fuerza y salvaguarda.

En el micrófono su voz clamaba: “Pueda el nombre de Dios, fuente de todos los derechos, justicia y libertad, resonar de nuevo en el parlamento, en las calles, en casa y en el lugar de trabajo, en los labios de los intelectuales y trabajadores, en la prensa y en la radio…”. Pero pocos en Hungría pudieron oír la transmisión.

“En los 33 años siguientes a los acontecimientos de 1956, hubo silencio público sobre estas encíclicas y lo que había hecho Pío XII –recordó el padre Somorjai–. No fue sino hasta 1989 con el ‘annus memorabilis’ cuando finalmente pudimos hablar sobre ellas abiertamente”.

Ahora, 50 años después del alzamiento, la Conferencia Episcopal de Hungría está repitiendo la petición de Pío XII de oraciones por su nación y ha dedicado 2006 a la intención. Benedicto XVI reflejó esto en su mensaje remitido con su enviado, el cardenal Angelo Sodano, para la celebración conmemorativa de Budapest.

“La Iglesia ha sido siempre una fuerza conductora de la verdad en la nación y en el bloque del Este –dijo el padre Somorjai–. Ella está justamente en el frente del trabajo por una nueva armonía”.

Esto es importante, añadió el sacerdote húngaro, porque incluso la reciente inquietud en este país está siendo comparada a 1956.

“En nuestro país la historia no está superada y no está cerrada, y la armonía no ha vuelto –indicó– Aunque esta revolución no tuvo una victoria directa, al gran debate sigue en Hungría sobre quién es heredera del 56, la derecha o la izquierda”.

Hablando con él tras el acto, Zenit solicitó más detalles sobre el perfil de la verdadera Hungría de hoy.

“En Hungría no tenemos una ‘verdad’ –respondió–. Durante un número de años, hemos tenido dos ‘verdades’ paralelas, una de la derecha y otra de la izquierda. Se ha hecho propaganda en Occidente tanto por los socialistas como por los liberales y esta propaganda no habla sobre la realidad de la situación”.

Parece que los húngaros están considerando cómo sus circunstancias son mucho mejores en estos 17 años después de la caída del comunismo. Hay una confusión obvia sobre quién está dirigiendo el país, dada la ruptura entre el principal partido, la privatización en curso, el fraude y las mentiras. Hacen falta serias reformas y los húngaros pueden necesitar ayuda para llevarlas adelante.

En consecuencia, el padre Somorjai lanza un reto a todo el mundo para volver a poner la experiencia de Hungría y del Este Europeo en sus currículos políticos y educativos.

“No es un país en las primeras páginas de los libros de historia como parte de la batalla europea contra el neoliberalismo –dijo–. Deberíamos estudiar los hechos y escoger sabiamente nuestras fuentes de información de manera que podamos realmente aprender y progresar juntos”.

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ZENIT Staff

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