Acuerdo Turquía-Santa Sede para promover el diálogo interreligioso

«Declaración» sin precedentes con un país islámico

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CIUDAD DEL VATICANO, 28 abril 2002 (ZENIT.org).- El viernes pasado la Santa Sede y el Gobierno de Turquía, país mayoritariamente musulmán, firmaron un decisivo acuerdo que tiene por objetivo promover el diálogo interreligioso.

La «Declaración de intenciones» fue firmada en el Vaticano por el cardenal Francis Arinze, presidente del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, y por el presidente de la Oficina de Asuntos Religiosos de Turquía, Mehemt Nuri Yilmaz.

Esta «Declaración de intenciones», explica el obispo Michael Fitzgerald, secretario del Consejo en declaraciones a Radio Vaticano, registra «la voluntad de reforzar el diálogo entre la Santa Sede y una oficina del Gobierno turco, algo que podría parecer un poco raro».

«No se suele hacer así y, de hecho, hemos recibido una autorización especial para hacer este acuerdo –revela–, pues en el mundo islámico no hay una gran diferencia o no hay una perfecta distinción entre autoridades religiosas y autoridades gubernamentales».

«Si nosotros buscamos un socio (partner) para el diálogo con los musulmanes en Turquía, este socio oficial es un exponente del Gobierno. Así se explica en este acuerdo», añade el prelado

Se trata de un acuerdo sin precedentes con un Gobierno. El Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso ha establecido acuerdos con instituciones islámicas para promover el diálogo entre creyentes de las dos religiones, pero no con instituciones propiamente gubernamentales.

Ha creado, por ejemplo, un comité de trabajo con Al-Ahzar, el centro de estudios e investigación más prestigioso del mundo islámico, con sede en El Cairo, cuyo jeque es nombrado por el Gobierno egipcio, pero mantiene la independencia del mismo.

En marzo, el Consejo vaticano hizo un acuerdo con una institución de Libia, la Sociedad Mundial para la Llamada al Islam, con sede en Trípoli, pero no es un organismo del Gobierno líbico.

«Dado que no hay una autoridad central en el mundo islámico, no hay un equivalente del Papa, no hay una jerarquía –explica monseñor Fitzgerald–, entonces nos vemos, en cierto sentido, obligados a entablar además el diálogo con los diferentes países, como con Irán, Turquía, Libia, Egipto, etc.».

Según revela el obispo, el documento promueve «una buena comprensión entre islam y cristianismo» y busca «eliminar los prejuicios».

«Quiere apoyar la libertad de religión, la libertad de creencia, la libertad de conciencia. Me parece que es importante subrayar esta afirmación de la libertad», insiste.

En este contexto, «el documento quiere alentar también programas de formación sobre las demás religiones, es decir, sobre el Islam para los cristianos, sobre el cristianismo para los musulmanes, y estimular el diálogo en todas sus formas, especialmente entre instituciones académicas».

«Hemos acordado también encontrarnos periódicamente para supervisar este acuerdo», concluye el obispo.

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ZENIT Staff

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