Al día siguiente de entregarles el palio, el Papa recibe a los arzobispos

En un nencuentro “sencillo y familiar” con ellos y con sus familiares y fieles de sus archidiócesis  

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CIUDAD DEL VATICANO, jueves 30 de junio de 2011 (ZENIT.org).– A la mañana siguiente de la entrega del palio a los arzobispos metropolitanos nombrados durante el último año, Benedicto XVI les recibió este jueves en audiencia, acompañados de sus familiares y de fieles de sus archidiócesis.

Durante este encuentro “sencillo y familiar” en la Sala Pablo VI del Vaticano, el Papa saludó a cada uno de la cuarentena de arzobispos presentes.

El palio es una especie de estola circular, tejida en lana virgen, esquilada de unos corderillos que el Papa bendice el día de Santa Inés de cada año (21 enero). El palio simboliza, por un lado, la unión de los arzobispos con el obispo de Roma, por otro lado, representa al cordero que el buen pastor ponía sobre sus hombros, y que tanto los salmos (22, 1-6) como el evangelio de Juan (10, 1-18), han descrito como actitud del Buen Pastor por excelencia que es Dios.

Dirigiéndose a los peregrinos de lengua española, el Pontífice saludó a los arzobispos de Bogotá, monseñor Rubén Salazar Gómez; de Quito, monseñor Fausto Gabriel Trávez Trávez; de Guatemala, monseñor Óscar Julio Vian Morales; de Manizales, monseñor Gonzalo Restrepo Restrepo; de Paraná, monseñor Juan Alberto Puiggari; de Barranquilla, monseñor Jairo Jaramillo Monsalve; de Santiago de Chile, monseñor Ricardo Ezzati Andrello; de Concepción, monseñor Fernando Natalio Chomali Garib, y de Cali, monseñor Darío de Jesús Monsalve Mejía.

Benedicto XVI destacó que el palio recuerda la especial responsabilidad de los arzobispos metropolitanos respecto a las Iglesias sufragáneas y su particular vínculo de unidad con la Sede de Pedro.

Y para los que acompañan a los arzobispos, añadió, comporta “una mayor cercanía en la oración y la colaboración en el ministerio a ellos confiado”.

Igualmente, el Papa saludó a los fieles en italiano, francés, inglés, portugués, letón y esloveno.

“Demos gracias al Señor que en su infinita bondad no deja de mandarnos Pastores a su Iglesia”, concluyó.

“A vosotros, queridos arzobispos metropolitanos, os aseguro mi cercanía espiritual y mi orante apoyo a vuestro servicio pastoral, cuyo requisito es el amor a Cristo, al que nada debe anteponerse”. 

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ZENIT Staff

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