Alberto Marvelli: Joven político a los altares

Se reconoce un milagro atribuido a su intercesión

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CIUDAD DEL VATICANO, 15 julio 2003 (ZENIT.org).- Juan Pablo II beatificará pronto a un ingeniero italiano de 28 años, Alberto Marvelli, quien tras la segunda guerra mundial se dedicó a la política como servicio evangélico.

El pasado 7 de julio se promulgó en presencia de Juan Pablo II el decreto de reconocimiento de un milagro atribuido a la intercesión de este joven miembro de Acción Católica.

El italiano Alberto Marvelli (1918-1946), laico de la diócesis de Rímini, se formó con los salesianos y en Acción Católica. Joven ingeniero, hombre de profunda espiritualidad, desarrolló una gran labor de ayuda a los pobres en la segunda guerra mundial.

Comprometido en la reconstrucción de Italia tras la guerra, fue miembro de la Ejecutiva del Partido de la Democracia Cristiana. Falleció atropellado por un camión en un accidente.

El reconocimiento de un milagro atribuido a su intercesión –un médico boloñés experimentó la curación de un tipo de hernia en 1991 de manera inexplicable– abre ahora las puertas a la beatificación de uno de los protagonistas de la reconstrucción post-bélica en Rímini.

Fueron tiempos en los que el futuro beato se privaba incluso de sus zapatos para dárselos a los pobres y se desplazaba constantemente en bicicleta desde la ciudad a los lugares donde se ocultaban los refugiados para llevarles alimentos y consuelo espiritual, según han declarado testigos en el proceso de beatificación.

Alberto Martelli era hijo de Alfredo, empleado de banca, y de María, comprometida en el asociacionismo de la época –damas de la caridad, mujeres de Acción Católica y oratorio salesiano–, cuya figura fue fundamental incluso en su crecimiento espiritual.

La vocación de Alberto se exteriorizó decisivamente durante sus años de juventud, desde su compromiso en Acción Católica, donde ingresó a los doce años.

Demostró un auténtico amor hacia la Eucaristía, con la que mantenía una relación continua. Tampoco faltaba el día en que se acercara a la iglesia, aún muy de mañana, antes de comenzar su intensa jornada.

Cuando fue llamado a filas, también encontró ocasiones para ofrecer consuelo a sus compañeros de armas.

«Es como si la Iglesia nos repitiera que todos los laicos cristianos pueden vivir como santos llevando una existencia normal en la familia, en la profesión, en la política», declaró a «Avvenire» Paola Bignardi, presidenta de Acción Católica en Italia, al recibir la noticia.

La beatificación de Alberto Marvelli «representa también el implícito reconocimiento de Acción Católica como escuela de santidad laical», concluyó la presidenta de la organización.

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ZENIT Staff

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