Alcaldes palestinos piden mediación del Papa

El Muro de Israel pone en peligro la presencia cristiana en el Valle de Cremisan. Las autoridades de Belén, Beit Jala y Beit Sahour informaron a la Santa Sede de las consecuencias negativas de la confiscación de sus tierras

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“Quieren construir el muro de separación en el valle de Cremisan para expropiar después las tierras que pertenecen a los cristianos palestinos. Si eso sucede, toda la zona se verá oprimida por el muro, y los primeros en marcharse serán los cristianos”. Este es el escenario futuro que ha previsto la alcaldesa de Belén, Vera Baboun, una mujer católica palestina que este miércoles se ha reunido con el papa Francisco al final de la audiencia general y luego ha sido recibida por el secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolín, junto con el alcalde de Beit Jala, Nicola Khamis, el alcalde de Beit Sahour, Hani al-Hayek, y el Dr. Issa Kassissieh, embajador de Palestina ante la Santa Sede. 

La visita a Roma de la delegación de alcaldes del llamado “triángulo cristiano” de Cisjordania tenía como objetivo exponer a la Santa Sede los efectos nocivos que la construcción del muro de separación en el valle Cremisan podrían tener en las comunidades cristianas autóctonas de la ciudad y en la región donde nació Jesús, ha informado la Agencia FIDES.

“Por desgracia, hemos llegamos a un punto límite. Hemos mostrado los mapas y fotos que tenemos con nosotros al cardenal Parolin. Y él ha escuchado con atención y con gran preocupación”. 

El muro de separación planificado por Israel, después de cruzar el territorio de Belén, amenaza también la zona fértil de Cremisan, donde hay terrenos con viñedos y olivares pertenecientes a 58 familias cristianas de Beit Jala, junto con dos monasterios y una escuela de los Salesianos. 

El trazado del muro, han explicado los tres alcaldes cristianos palestinos, “no responde en ese punto a ninguna necesidad de seguridad, es sólo para separar las familias cristianas de sus tierras y luego confiscarlas y ampliar el área para ponerla a disposición de nuevos asentamientos israelíes ilegales”.

Si las tierras de los valles, que son el único pulmón verde de toda la zona, llagan a ser confiscados, “no habrá futuro para la supervivencia de los cristianos: la densidad de población se elevará a niveles insostenibles y muchos terminarán por optar el camino del éxodo, que desde hace algún tiempo está reduciendo la presencia cristiana en Tierra Santa”, ha lamentado la alcaldesa de Belén.

El 9 de julio de 2004, la Corte Internacional de Justicia declaró ilegal el muro de separación en virtud del derecho internacional. La Asamblea de Ordinarios Católicos de Tierra Santa defiende esta misma postura desde entonces.

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ZENIT Staff

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