Alemania: La Iglesia resarce económicamente a los obreros del nazismo

Busca por Europa a los forzados por el régimen a trabajar para ella

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ROMA, 12 enero 2001 (ZENIT.org).- La Iglesia alemana está sensibilizando a las Conferencias episcopales de toda Europa para que le ayuden a buscar a los llamados «esclavos de Hitler», cerca de siete mil personas, forzadas a trabajar por el sistema en estructuras católicas en los tiempos del régimen nazi.

En julio del año 2000, se tuvieron las primeras noticias de que, entre los 7,5 millones de personas obligadas a trabajar para el «Reich», había algunas que lo habían hecho en instituciones católicas (hospitales, orfanatos, escuelas, etc.).

El 29 de agosto, la Iglesia instituyó un fondo equivalente a unos dos millones de dólares, de los que la mitad está destinada a compensar a los supervivientes de aquella tragedia y la otra mitad a actividades de promoción de la reconciliación de la memoria.

En el mes de noviembre pasado, comenzaron a ofrecerse las primeras indemnizaciones. Hasta entonces, habían llegado a la Caritas de Munich cincuenta peticiones de indemnización, principalmente procedentes de Polonia.

Con este gesto de resarcimiento económico, que nunca podrá pagar aquella tragedia, la Iglesia quiere pedir perdón a esas personas. Y dentro de esta acción de «purificación de la memoria» pide ahora a las Iglesias hermanas de Europa su colaboración para encontrar a los supervivientes.

En una carta escrita al cardenal Camillo Ruini, presidente de la Conferencia Episcopal italiana, el presidente de los obispos alemanes Karl Lehmann, obispo de Maguncia, pide que se transmita esta información a través de las parroquias y otras instituciones eclesiales. La Caritas italiana y había sido informada en este sentido por su homóloga alemana.

Monseñor Lehmann explica en su carta que se calcula que puede haber mil personas en vida, en su mayor parte prisioneros de guerra (rusos, polacos y franceses) o prófugos deportados del Este europeo que fueron obligados por el Tercer Reich a trabajar en instituciones de ayuda dirigidas por la Iglesia. El trato dado a estas personas fue ciertamente mucho más benévolo que en otras partes. En muchos casos, las instituciones católicas habían sido transformadas en hospitales por el estado de guerra y se suplía así la ausencia de personal (empleado en el frente).

Por su parte, el cardenal Ruini ha expresado en una carta de respuesta su aprecio por «este generoso gesto, que honra a la Iglesia alemana por su premura en favor de la justicia y la reconciliación». Comunica que cada diócesis italiana será informada y exhortada a moverse de manera autónoma a con este objetivo.

En las cartas enviadas a los obispos europeos, la Conferencia Episcopal Alemana especifica las modalidades de asignación. Sobre todo se subraya que la suma que corresponde a cada uno de los ex trabajadores forzados «prescinde del tiempo y de la duración en la que ejerció el empleo en las instituciones católicas» y asciende a unos dos mil dólares en total.

La solicitud la pueden hacer a una oficina instituida por Caritas de Munich no sólo quienes fueron obligados a trabajar sino también, para quien haya muerto tras el 15 de febrero de 1999, el cónyuge o los hijos.

En caso de que no los haya o hayan muerto también, puede destinarse esa cantidad a partes iguales a los sobrinos. Por último, se prevé que la cantidad pueda ser destinada también a hermanos y hermanas de los implicados. Si ninguno de estos parientes hace la solicitud, tienen derecho a la presentación de la petición los herederos inscritos en un testamento.

Las peticiones se deben dirigir a Caritas de Munich (dirección: Deustcher Caritasverband, Hauptvertretung München, Geschäftsstelle des Entschädigungsfonds, Lessingstrasse 1 D-80336 München, tel. 0049/89/54497-0).

El empleo forzado debe ser atestiguado mediante documentos que puedan certificarlo. En los casos de dificultad, la oficina proporciona ayuda para buscar informaciones y documentos.

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ZENIT Staff

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