Alternativas a la violencia

Por monseñor Felipe Arizmendi Esquivel

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SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS, sábado, 19 de febrero de 2011 (ZENIT.org).- Publicamos el artículo que ha escrito monseñor Felipe Arizmendi Esquivel, obispo de San Cristóbal de Las Casas, con el título «Alternativas a la violencia».

 

* * *

VER

Es muy preocupante el clima de violencia que vive el país. Casi a diario se enfrentan militares y organizaciones dedicadas al narcotráfico, con una secuela terrible de muertos y heridos. En esta lucha contra el crimen organizado, ante la cifra de víctimas, sobre todo las llamadas colaterales, algunos sólo culpan al gobierno por su estrategia, no proponen otra alternativa más eficaz, y pareciera que prefieren que se dejen manos libres a los capos, para que sigan invadiendo espacios, controlando el comercio, corrompiendo la política, pretendiendo con alguna limosna hacer a Dios de su parte y comprar a las jerarquías de las diversas creencias. No falta quien insista en legalizar el consumo de drogas, para evitar el atractivo de las sumas millonarias que su comercio genera, sin calibrar el daño tan desastroso que se haría.

JUZGAR

El Papa Benedicto XVI, al recibir las cartas credenciales del nuevo embajador de Costa Rica ante la Santa Sede, presentó una serie de alternativas no propiamente sobre este problema, sino para una vida justa y pacífica en una nación; si se ponen en práctica, todo cambiaría. Lo dijo a un país que hace años decidió no tener ejército y que ha logrado una política social de bienestar de las más plausibles en la región. Traigo a colación parte del discurso del Papa, porque ofrece caminos que nos pueden servir de base para la paz social.

Dijo: «Es importante que los que están al frente de los destinos del país no vacilen en rechazar con firmeza la impunidad, la delincuencia juvenil, el trabajo infantil, la injusticia y el narcotráfico, impulsando medidas tan importantes como la seguridad ciudadana, una adecuada formación de niños y jóvenes, la debida atención a los encarcelados, la eficaz asistencia sanitaria a todos, en particular a los más menesterosos y a los ancianos, así como los programas que lleven a la población a alcanzar una vivienda digna y un empleo decente. Es primordial, además, que las nuevas generaciones adquieran la convicción de que los conflictos no se vencen con la mera fuerza, sino convirtiendo los corazones al bien y la verdad, acabando con la miseria y el analfabetismo, robusteciendo el Estado de derecho y vigorizando la independencia y eficacia de los tribunales de justicia».

Y agregó algo vital: la raíz de todo está en la familia: «Mucho contribuirá a dilatar este horizonte el afianzamiento en la sociedad de un pilar tan sustancial e irrenunciable como la estabilidad y unión de la familia, institución que está sufriendo, quizá como ninguna otra, la acometida de las transformaciones amplias y rápidas de la sociedad y de la cultura, y que, sin embargo, no puede perder su identidad genuina, pues está llamada a ser vivero de virtudes humanas y cristianas, en donde los hijos aprenden de sus padres de forma natural a respetarse y comprenderse, a madurar como personas, creyentes y ciudadanos ejemplares. Por consiguiente, nada de cuanto favorezca, tutele y apoye la familia fundada en el matrimonio entre un hombre y una mujer será baldío».

ACTUAR

Quien tenga alternativas mejores que las que ahora implementa el gobierno, que las presente y justifique. No nos quedemos en críticas agrias y virulentas, sino asumamos lo que nos toca, para que el país se libere del flagelo de las drogas y se evite tanta criminalidad.

Padres de familia: sosténganse fieles en su matrimonio y no engendren hijos fuera, pues éstos muchas veces crecen sin seguridad personal, sin estabilidad emocional y fácilmente son atrapados por la delincuencia organizada. Enséñenles a trabajar honradamente y no accedan a todos sus caprichos.

Niños y jóvenes: Aprecien el valor del esfuerzo, de la disciplina, del estudio, del trabajo, del respeto a los demás y a las leyes justas.

Legisladores, educadores, comunicadores: defiendan la vida incipiente y la familia de un hombre y una mujer.

Empresarios: arriesguen su capital generando empleos y dando una vida digna a sus trabajadores.

Acerquémonos a Jesucristo, quien nos ofrece su amistad, su luz, su vida. Para ello, evangelicemos más para la Vida integral de nuestros pueblos.

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ZENIT Staff

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