Alumnos de Ratzinger ante el Vaticano II: Fidelidad y apertura

Conclusiones recogidas por el relator, el arzobispo Kurt Koch

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CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 2 de septiembre de 2010 (ZENIT.org).- El encuentro de antiguos alumnos del profesor Joseph Ratzinger (el Ratzinger Schülerkreis), celebrado del 27 al 30 de agosto sobre la interpretación del Concilio Vaticano II ha tenido una conclusión clara: «Fidelidad a la tradición, apertura al futuro».

El arzobispo Kurt Koch, relator principal en el encuentro, nuevo presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, ha expuesto las conclusiones en declaraciones concedidas a la edición del 1 de septiembre de «L’Osservatore Romano».

«Fidelidad a la tradición, apertura al futuro: es la interpretación más correcta del concilio Vaticano II, que sigue siendo lamagna charta de la Iglesia también en el tercer milenio», afirma el antiguo obispo de Basilea (Suiza), sintetizando los debates celebrados en las dos sesiones del 28 de agosto, en el Centro Mariápolis de Castel Gandolfo, con la participación de Benedicto XVI.

«En la primera sesión propuse una reflexión sobre cómo leer e interpretar el Concilio Vaticano II, indicando la prioridad de una hermenéutica de reforma», revela.

Una «cuestión que he retomado y desarrollado en la segunda relación, profundizando en particular la constitución Sacrosanctum Concilium sobre la liturgia, precisamente para mostrar de manera concreta cómo se puede realizar una hermenéutica de reforma».

A las dos relaciones, explica, «le siguió un debate de más de una hora, muy interesante y rico en contribuciones significativas».

Según monseñor Koch, «se pudo captar cuán fundamental es la dimensión espiritual de la vida cristiana, en todos los aspectos. Y esto vale, desde mi punto de vista, también en el diálogo ecuménico que constituye el campo de trabajo más directo delante de mí».

Lo confirman las palabras de ánimo que le dirigió personalmente Benedicto XVI en la audiencia privada del 30 de agosto. «Hablamos –revela el arzobispo– de mi nuevo desafío ecuménico porque el Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos no es una realidad independiente sino que tiene un mandato del Papa para ver cómo puede desarrollarse el diálogo en el futuro».

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ZENIT Staff

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