FLORIANA, 8 julio 2002 (ZENIT.org).- Los obispos de Malta han expresado su «profunda amargura» por la reciente resolución del Parlamento Europeo «sobre salud y derechos sexuales y reproductivos» que recomienda a los Estados miembros de la Unión y también a los países candidatos la legalización del aborto.
En una declaración firmada por el arzobispo de Malta, monseñor Joseph Mercieca, presidente de la Conferencia Episcopal, y por otros dos prelados, los obispos de las islas malteses «coinciden plenamente» con la postura expresada por la Comisión de los Episcopados de la Comunidad Europea (COMECE) respecto a la controvertida resolución adoptada el 3 de julio por el Europarlamento con 280 votos a favor, 240 en contra y 28 abstenciones.
Con las enseñanzas de la Iglesia, los obispos malteses tienen a bien recordar que la vida humana comienza desde la concepción y que solamente Dios es el autor y el dueño de la vida.
El aborto es además un mal porque «golpea directamente al derecho a la vida de una persona humana inocente».
«Esto no disminuye de ningún modo –subrayan los obispos– el apoyo pleno de la Iglesia a los derechos humanos fundamentales de las mujeres, incluido el derecho a vivir con dignidad y seguridad».
Poniendo de relieve que el Parlamento Europeo no tiene poder alguno para imponer la legalización del aborto, los obispos de Malta juzgan «deplorable e impropio» que el Europarlamento trate de influenciar las políticas de los Estados «en un área que no es de su competencia».
Los prelados subrayan finalmente con satisfacción que el Gobierno de Malta se ha declarado decidido a rechazar el aborto y que el país «seguirá siendo una voz fuerte contra el aborto también en los organismos internacionales».
