Año Jubilar en el santuario benedictino de Montserrat

Entrevista con el abad Josep María Soler

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MONTSERRAT, jueves, 23 febrero 2006 (ZENIT.org).- Benedicto XVI ha concedido un año jubilar al santuario benedictino de Montserrat, situado en Cataluña (España).

Zenit ha entrevistado al abad del monasterio, Josep María Soler, para comprender el alcance de este año de gracia y perdón que lleva el lema de «María, madre de consuelo y de esperanza».

–La Virgen de Montserrat es la Patrona de Cataluña. ¿Qué significa en la vida del creyente?

–Abad Soler: Significa una prolongación del misterio de la Encarnación en las comunidades cristianas puestas bajo el patrocinio de María. Ella, la Madre de Dios, la Madre de la Iglesia, se hace presente en la vida de los pueblos también a través de la iconografía con que cada uno de ellos ha querido expresar la protección de la Virgen sobre cada Iglesia particular.

La liturgia dice de María que, «con su santidad, honra a todas las Iglesias». Ser patrona significa una relación espiritual hecha de amor, de atención solícita, de maternidad intercesora. A la vez significa ser modelo de vida cristiana.

–El año jubilar incrementará el número de peregrinos que visitan el santuario. ¿Qué querría usted que encontraran?

–Abad Soler: Probablemente, aunque la cifra ya es bastante alta: estamos oscilando entorno a los dos millones. Quisiera que encontraran un mayor acercamiento al Evangelio de Jesucristo. Acudir a un santuario puede ser la ocasión propicia para obtener la paz interior y para redescubrir e intensificar la fe, la esperanza, la caridad. El fruto debería ser testimoniar gozosamente la fe e intensificar la comunión eclesial.

–¿Cómo puede este año de gracia y perdón contribuir a pacificar los ánimos en España?

–Abad Soler: El lema de este año jubilar es «María, Madre de consuelo y de esperanza» porque la experiencia de los peregrinos es que el encuentro con ella en este Santuario, les ofrece consuelo, les invita a acercarse a Cristo celebrando sus sacramentos, y les infunde esperanza. Y quien se sabe consolado, amado, pacificado, perdonado, por coherencia debe sembrar lo mismo a su alrededor.

Por otra parte, las expresiones de la fe y de la piedad que se dan en Montserrat, fomentan, sin duda alguna, la caridad de Cristo y el trabajo por la paz y la difusión de la verdad.

–Montserrat es uno de los monasterios benedictinos más significativos de Europa en el que se mezclan espiritualidad, naturaleza y cultura. ¿Cómo querría que fuera Montserrat, después del año jubilar?

–Abad Soler: Quisiera que todos estos elementos que han configurado el Montserrat actual se vean fortalecidos por la gracia espiritual de este año jubilar. Y así el monasterio pueda seguir siendo una antena del Evangelio, una escuela de oración y de fraternidad, un santuario que manifieste de modo atrayente la belleza de vivir en cristiano.

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ZENIT Staff

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