Ante la desaparición de otro sacerdote, obispo iraquí denuncia la pasividad del mundo

El padre Sami Al-Rais permanece secuestrado desde el lunes

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BAGDAD, martes, 5, diciembre 2006 (ZENIT.org).- El rector del seminario mayor caldeo en Al Dora (Bagdad), el padre Sami Al-Rais permanece secuestrado desde el lunes, denuncia el obispo auxiliar local, monseñor Shlemon Warduni.

«Se lo llevaron esta mañana hacia las 9.30 horas a pocos pasos de la iglesia de Mar Khorkhis, en Bagdad Jadida», confirmó el prelado el lunes a la agencia «Sir» del episcopado italiano.

«Estamos ante un nuevo secuestro. Esperamos la petición de un recate. El mundo duerme; si no despierta no habrá futuro para Irak ni para los crsitianos iraquies», alertó.

Con el del padre Al Rais, ya son cinco los secuestros de sacerdotes caldeos en Bagdad desde el pasado julio. La comunidad católica caldea es la mayor comunidad cristiana del país.

Y el pasado octubre el padre Paul Iskandar -sacerdote siro-ortodoxo- fue brutalmente asesinado.

El padre Sami, rector del seminario mayor caldeo en Al Dora y párroco de la anexa iglesia de San Pedro y San Pablo, debería estar presente el miércoles en la inauguración del año académico del «Babel College» -que dirige la Iglesia católica en Bagdad (única Universidad Teológica Cristiana en el país)-, de donde es profesor de Moral.

Pero tal Facultad, desde Al Dora, dada la situación de inseguridad, ha sido trasladada a la iglesia de Mar Khorkis. La citada ceremonia de apertura de curso ha sido pospuesta.

El Patriarcado caldeo de Irak ha lanzado desde su web un llamamiento –del que se hace eco «AsiaNews.it»- a los secuestradores: «Os rogamos que no le hagáis daño y que le tratéis bien».

«Ponemos al padre Sami en manos del Señor y de la Providencia pidiéndole que nos ayude a salvar Irak de estos secuestros que aterrorizan a todos, adultos y niños», prosigue.

«Invocamos a la Virgen para que le salve y le haga regresar pronto a su iglesia y al servicio de los fieles», concluye el texto.

Este martes el seminario «Simón Pedro», cerrado por la creciente inseguridad, debería haber reanudado las clases «por una semana de prueba». «Ahora el seminario tendrá otros problemas, porque además de la falta de seguridad y de las amenazas, debe soportar la ausencia de su rector», comentan algunos de los pocos estudiantes que quedan allí, según recoge «AsiaNews.it».

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ZENIT Staff

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