Ante la violencia, los obispos consideran que el desafío de Chile es «educar en la paz»

SANTIAGO, sábado, 15 septiembre 2007 (ZENIT.org).-El Comité Permanente de la Conferencia Episcopal de Chile lamenta los episodios de violencia registrados la noche del pasado 11 de septiembre, que «estremecen nuestra memoria, y producen sentimientos encontrados en este tiempo de fiesta, en el mes de Chile».

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En la declaración, que lleva por título «Educar para la Paz, Desafío para Chile», manifiestan su dolor por la «muerte injusta de un carabinero, hombre querido por su familia y sus compañeros, servidor de su patria y de su gente. Nos inquieta la violencia irracional de personas que se amparan en la oscuridad y en el tumulto para herir, agredir y saquear. Nos asombra ver a niños pequeños manipulando armas. Nos conmueve que se ataque a las escuelas donde se educan los pobres para que tengan mejores oportunidades, o que se destruya y robe los modestos bienes de los propios vecinos».

Este es el texto del comunicado.

EDUCAR PARA LA PAZ, DESAFÍO PARA CHILE

1. Los chilenos nos aprestamos a iniciar la celebración de Fiestas Patrias. En los principales templos cristianos daremos gracias a Dios por el regalo de Chile. Para algunas familias será además, ocasión de merecido descanso. Y para muchos será, sin duda, una oportunidad de relevar los valores y tradiciones de nuestra cultura nacional y popular. Lamentablemente, los violentos episodios ocurridos en Santiago la noche del pasado martes 11 de septiembre, estremecen nuestra memoria, y producen sentimientos encontrados en este tiempo de fiesta, en el mes de Chile.

2. Nos duele la muerte injusta de un carabinero, hombre querido por su familia y sus compañeros, servidor de su patria y de su gente. Nos inquieta la violencia irracional de personas que se amparan en la oscuridad y en el tumulto para herir, agredir y saquear. Nos asombra ver a niños pequeños manipulando armas. Nos conmueve que se ataque a las escuelas donde se educan los pobres para que tengan mejores oportunidades, o que se destruya y robe los modestos bienes de los propios vecinos.

3. Nos preocupa esta colusión peligrosa en que la delincuencia y el narcotráfico se apoderan de muchas poblaciones, barrios y vías públicas. La violencia irracional todo lo desnaturaliza y corrompe. De un modo muy particular, nos preocupa la magnitud de las agresiones y de la violencia, como también la aparición de armas en manos irresponsables, que impulsan al caos. Creemos que estos síntomas son una luz poderosa y urgente de alerta sobre nuestra convivencia.

4. Si miramos nuestra convivencia social, constatamos cómo la violencia se va enquistando en distintos ámbitos de nuestra vida: al interior del hogar y la familia, con episodios también fatales que nos han conmovido; en los colegios, incluso en los cursos básicos; en la vida laboral; en el desenvolvimiento cotidiano de nuestras ciudades, en el tránsito y en el transporte público. Hay una predisposición a la agresividad y la violencia que es sumamente preocupante.

5. Necesitamos redoblar esfuerzos en el desafío de educar para la paz. Educar para la paz no es sólo una tarea de autoridades. Urge conversar el tema en el hogar, en los colegios, organizaciones comunitarias y sociales. A los medios de comunicación también corresponde reflexionar sobre las maneras directas e indirectas en que se exacerba la violencia. Pero, ante todo, necesitamos apreciar más el testimonio coherente de la gente de paz, de las instituciones encargadas de proteger el orden y la seguridad, como Carabineros de Chile, y de las personas de buena voluntad que enfrentan las agresiones con diálogo y con amor. Esos gestos convencen más que cualquier discurso.

6. En este mes de la patria, en que celebramos el centenario del natalicio del Cardenal Raúl Silva Henríquez, hacemos nuestras sus palabras, pronunciadas en otro contexto histórico, pero que adquieren también hoy una dramática actualidad: “Tenemos que matar el odio, antes de que el odio envenene y mate el alma de Chile”.

7. Al Señor pedimos que nos regale una cultura de la paz. Encomendamos esta intención a la Virgen del Carmen, Madre de nuestro Chile.

+ Alejandro Goic Karmelic
Obispo de Rancagua
Presidente de la CECh

+ Gonzalo Duarte García de Cortázar
Obispo de Valparaíso
Vicepresidente

+ Cardenal Francisco Javier Errázuriz Ossa
Arzobispo de Santiago

+ Ricardo Ezzati Andrello
Arzobispo de Concepción

+Cristián Contreras Villarroel
Obispo Auxiliar de Santiago
Secretario General

Santiago de Chile, 14 de septiembre de 2007

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ZENIT Staff

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