Ante las protestas por la entrada de dos jóvenes mayores de edad en la Compañía de las Hermanas de la Cruz de Sevilla

Comunicado del Obispado de Córdoba y cartas de las religiosas afirmando su decisión contra la oposición de sus familias

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CÓRDOBA, jueves 19 julio 2012 (ZENIT.org).- En relación con los hechos ocurridos en Zuheros, Córdoba, a partir del ingreso de dos jóvenes mayores de edad el 31 de mayo de 2012, en la Compañía de las Hermanas de la Cruz de Sevilla, el Obispado de Córdoba ha hecho público este 18 de julio un comunicado en el que hace una serie de puntualizaciones.

En primer lugar, afirma el Obispado, “la Compañía de las Hermanas de la Cruz, fundada por Santa Ángela de la Cruz (1876), goza en la Iglesia y en la sociedad civil andaluza del máximo prestigio por su vida evangélica en el seguimiento de Cristo pobre, obediente y casto, y por su atención a tantos pobres, ancianos y enfermos en sus propios domicilios de manera totalmente gratuita, por amor a Jesucristo. La misma santa Ángela al morir (1932) recibió el mayor homenaje popular que pudo tributarle la ciudad de Sevilla, al que se sumó incluso el Ayuntamiento republicano socialista de Sevilla, que le dedicó una calle y una placa conmemorativa. El beato papa Juan Pablo II visitó su sepulcro en Sevilla y la beatificó el 5 de noviembre de 1982 en Sevilla, y la canonizó en Madrid el 4 de mayo de 2003. Las Hermanas de la Cruz han continuado hasta el día de hoy el espíritu y la obra de santa Ángela: una vida crucificada con Cristo para ayudar a los demás. Son más de mil Hermanas, extendidas por muchos lugares del mundo, y especialmente en Andalucía, donde son muy queridas por todos los que las conocen. Su estilo de vida evangélica atrae también hoy a muchas jóvenes a dejarlo todo para vivir consagradas a Dios y haciendo el bien a los pobres en la Compañía de las Hermanas de la Cruz, al estilo de santa Ángela de la Cruz”.

En segundo lugar, explica el comunicado, “las dos jóvenes de Zuheros, Carmen y Felisa, que ingresaron en la Compañía de las Hermanas de la Cruz el 31 de mayo de 2012 en Sevilla llevaban varios años planteándose esta posible vocación, que han discernido en contacto con las superioras de esta Congregación religiosa en Córdoba y en Sevilla. Las superioras de la Compañía de las Hermanas de la Cruz las han considerado aptas para entrar en el postulantado y las han admitido en su Compañía. Por su parte, las familias conocían perfectamente la intención de sus respectivas hijas desde hace tiempo y por eso en algunos momentos han hecho todo lo posible por impedirlo. Ellas han procurado evitar el enfrentamiento con sus padres, pero llegada la mayoría de edad han decidido libremente ingresar en la Compañía de las Hermanas de la Cruz. Es lógico que los sucesivos párrocos y toda persona de bien hayan apoyado la libre decisión de estas jóvenes mayores de edad, al tratarse de una cosa buena de acuerdo con el Evangelio. Claramente, aparece una oposición frontal por parte de los padres a esta libre decisión de sus hijas y es de agradecer la ayuda por parte de los sacerdotes y de varios fieles de la comunidad cristiana a una vocación de este tipo. Es de suponer que si los padres hubieran apoyado y acompañado a sus hijas, respetando su libre decisión, estas buenas hijas no hubieran tenido que marchar sin despedirse de sus padres. Con todo, los padres han tenido ocasión de verlas en el Convento después de su marcha, y al ser visitadas, se han reafirmado libremente en su vocación”.

En tercer lugar, afirma el comunicado, “a partir del ingreso de estas dos jóvenes en la Compañía de las Hermanas de la Cruz en Sevilla se han sucedido una serie de hechos en Zuheros que atentan contra la Iglesia católica, sus ministros, sus cultos, su libertad religiosa y contra toda persona que apoye esta libre decisión. En la procesión del Corpus hubo insultos contra el párroco que portaba el Santísimo Sacramento. El señor obispo ha realizado la Visita pastoral a Zuheros los días 28 y 29 de junio pasado y se ha intentado boicotear la acogida normal de los fieles católicos a su pastor. Se da la circunstancia de que es el único pueblo de la provincia y diócesis de Córdoba, donde el Ayuntamiento no ha querido recibir al señor obispo, ni siquiera en la visita de cortesía que éste realiza a la Casa Consistorial, y las familias de ambas jóvenes han rechazado la visita personal del señor obispo a sus hogares. Algunos actos previstos se han visto mermados, posiblemente por el miedo a ser vistos por quienes manipulan esta movida. La pequeña localidad de Zuheros está viviendo días de tensión entre sus vecinos, al no aceptar los padres la libre decisión de sus respectivas hijas.

En quinto lugar, explica el comunicado, “puesto al habla el señor obispo con la superiora general de la Compañía de las Hermanas de la Cruz, ésta le ha asegurado que la hermana Carmen y la hermana Felisa gozan de buena salud, están felices en su nuevo estado de vida, están seguras en su vocación, y ofrecen sus sacrificios por la paz en sus familias y en su pueblo natal. Para garantizar esta comunicación de la superiora general, las dos referidas Hermanas han escrito de su puño y letra una carta al señor obispo de Córdoba, que se publican en documentos anejos con permiso explicito de sus autoras, en las que expresan cada una su plena libertad a la hora de elegir esta vocación y su felicidad de seguir al Señor por este camino”.

En quinto lugar, dice el comunicado, “va contra el más elemental respeto a la libertad de las personas hacer comunicados o montar manifestaciones que reclamen la vuelta de una joven religiosa a su casa, como si hubiera cometido un delito. Todos hemos de preguntarnos por qué no han podido despedirse normalmente de sus padres. ¿Será por culpa de ellas? Ellas en el uso de su libertad y llegada la mayoría de edad han optado por este camino, que todos hemos de respetar, empezando por sus padres. Con estas actitudes en contra de una hija que ha elegido en su mayoría de edad seguir al Señor en la vida consagrada y revuelve al pueblo contra el seguimiento del Señor es incompatible ostentar cualquier representación de la Iglesia católica en medio de la comunidad parroquial, porque la Iglesia está abierta para todos los que respetan sus normas, su constitución jerárquica y quieren libremente vivir según el Evangelio. La Iglesia no la inventamos nosotros ni la configuramos a nuestro capricho, sino que nos viene dada por Jesucristo y es garantía de pertenencia a la misma el respeto en la fe a sus legítimos pastores”.

Por último, concluye el comunicado del Obispado de Córdoba, “esperamos del sentido común y del espíritu cristiano de los zuhereños que para restablecer la paz en Zuheros acepten la libre decisión de estas dos jóvenes, dejen de hacer manifestaciones públicas que deterioran la comunión eclesial y oren todos al Señor para que nos haga comprender lo que no cabe en la mente del hombre carnal: el amor de Cristo que trasciende toda ideología (cf. Ef. 3, 19)”.

En su carta al obispo, monseñor Demetrio Fernández, fechada ayer 18 de julio, la hermana Felisa expone los siguiente: “Estimado Don Demetrio: Soy Felisa de Zuheros, la joven de 18 años que se vino libremente a la Congregación de las Hermanas de la Cruz, el 31 de mayo del 2012, respondiendo a la llamada de Dios. Le quiero agradecer el apoyo que estamos recibiendo de usted por la situación que se ha creado en Zuheros.

Soy mayor de edad, sé lo que hago y le quiero manifestar que no he venido obligada, que soy muy feliz y que me encuentro muy bien. Ha sido una decisión que he pensado y meditado antes de dar el paso, y consciente y libre, lo he dado para ser religiosa y entregada a Dios.

Por eso, acojo las normas que Santa Ángela de la Cruz puso cuando fundó la Compañía de las Hermanas de la Cruz, aceptándolas y haciéndolas mías. Si se ve desde el punto de vista humano y sin fe parece que estas religiosas hacen una labor humanitaria hermosa pero no sólo es así. Vemos a Cristo en esas personas que por circunstancias necesitan nuestra ayuda, pues Cristo dijo que lo que hiciéramos a nuestros hermanos se lo haríamos también a Él. Por lo que al hac
er todo esto me llena de felicidad; y si fuera que estuviera aquí obligada no podría aguantar el calor, la dureza de la tarima… sino fuera porque amo a Dios y estoy dispuesta a luchar por mi vocación. Pues es lo que he elegido para mí y es lo que me hace feliz, y lo más importante es que el Señor lo ha elegido para mí. Confío en sus oraciones y le pido que me bendiga.mDios se lo pague todo”.

Por su parte la hermana Carmen, en su carta, afirma: “Estimado Don Demetrio: Soy Carmen de Zuheros y me dirijo a usted para agradecerle todo el apoyo que estamos recibiendo.

Le quiero decir que yo estoy aquí libremente y que soy mayor de edad. Amo al Señor y amo mi vocación. Estoy muy feliz de haciendo la voluntad del Señor y esto es lo que yo quiero en mi vida.

Acepto las normas de las Hermanas de la Cruz porque yo estoy aquí libremente y soy consciente de lo que hago. Nadie me ha obligado a estar aquí, estoy porque el Señor me ha llamado, yo le he respondido con mi entrega, soy muy feliz, soy mayor de edad y esto es lo que quiero.

Estoy dispuesta a luchar por mi vocación hasta donde haga falta.

Dios se lo pague, rece por mí. Le pido su bendición”.

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ZENIT Staff

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