Ante las sectas, los laicos necesitan formación «sólida»; constata el Papa

Al dirigirse a la Conferencia Episcopal del Océano Índico

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CIUDAD DEL VATICANO, martes, 9 noviembre 2004 (ZENIT.org).- Juan Pablo II explicó este martes que el creciente fenómeno de las sectas debe llevar a promover una formación religiosa «sólida» entre los católicos.

Fue una de las consignas que el Santo Padre dejó a los obispos de la Conferencia Episcopal del Océano Índico (CEDOI) al concluir su visita «ad limina».

La CEDOI abarca una república islámica (Islas Comores), dos repúblicas que forman parte del Commonwealth (Seychelles y Mauricio), un departamento de ultramar de Francia, que es también una región ultra periférica de Europa (La Reunión) y una Comunidad territorial francesa (Isla de Mayotte).

Los prelados han entregado en estos días, con motivo de su visita, informes al Papa en los que constatan la necesidad de formación en la fe de los laicos de esos países.

«Es indispensable que los cristianos tengan una formación religiosa sólida para avanzar en el difícil camino del compromiso en el seguimiento de Cristo», explicó el Papa.

«La presencia de creyentes de otras religiones, así como la actividad de las sectas, deben llevar a los discípulos de Cristo a tomar los medios para afianzarse en la fe, para no sean zarandeados por cualquier viento de doctrina, y poder ofrecer el testimonio de la esperanza que les anima».

En este sentido, el Papa subrayó en el discurso que entregó a los obispos en francés «la urgencia de comunicar la Palabra de Dios a los hombres en la propia cultura, para que el Misterio de Cristo sea anunciado y acogido por todos, de manera que cada quien le escuche en su propio idioma.

«La inculturación del mensaje evangélico es una tarea de gran importancia para que los hombres y mujeres de todas las naciones y de todas las culturas puedan encontrarse con Cristo y caminar por las sendas del Evangelio», constató.

En particular, subrayó que el testimonio de los laicos, en la vida social de sus países, debe estar anclado en la enseñanza social de la Iglesia, «ayuda preciosa para el servicio del bien común y la dignidad integral del hombre».

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ZENIT Staff

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