''Ante las sombras, los jóvenes y nuevos carismas traen la sonrisa al corazón y al rostro''

El cardenal de Madrid, Rouco Varela, indica diferencias entre los diversos sínodos

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H. Sergio Mora

CIUDAD DEL VATICANO, viernes 19 octubre 2012 (ZENIT.org).- «Desde el primer síndo hasta el de hoy se ha registrado un aumento de la unión, comunión afectiva y de horizonte doctrinal entre los obispos de todo el mundo», indicó hoy el cardenal arzobispo de Madrid Antonio María Rouco Varela, presidente de la Conferencia Episcopal Española, en una declaraciones ante periodistas de habla hispana.

Indicó también que las últimas reuniones sinodales están marcadas por las generaciones más jóvenes, que ya no son las del inmediato postconcilio. «Los primeros estaban muy marcados por la preocupación de realizar una interpretación recta del postconcilio, y en cambio ahora esa actitud psicológica es sustituida por otra, de quien viene de los años de Juan Pablo II, del gran empuje pastoral, marcado también por la nueva realidad de la Iglesia, por los nuevos carismas y todo esto le da al sínodo un color muy especial».

De otro lado, recordó el purpurado que “el tema es muy amplio, pues se habla de evangelizar, o sea de la misión propia de la Iglesia misma. Se habla de la santificación del mundo”.

Añadió que, en los años 60, se hablaba de globalización como una profecía, mientras que hoy «se ve claramente el apartamiento, secularismo y crisis de fe como problemática común presente en cualquier parte del mundo».

Precisó que por ello «el sínodo está tratando de dar al santo padre puntos de vista para poder responder mejor a esta situación caracterizada por ‘no’ a Dios, de personas encorvadas en si mismos y con pobrezas multiples: psicologica, espiritual, emocional, material, etc». De otro lado consideró que el ‘sí’ a Cristo ha entrado en sectores diversos, culturales, etc. Y si bien las encuestas hablan de alejamiento, no se pueden negar los hechos como las Jornadas mundiales de la juventud, las pastorales juveniles y tantas realidades como los nuevos movimientos.

Y concluyó: «Ante ese panorama sombrío aparece una realidad en la que la sonrisa vuelve nuevamente al corazón y en los rostros».

Respondiendo a las preguntas, indicó que ha quedado claro que el principal objetivo de la Iglesia es evangelizar, entretanto el sínodo se ha centrado en los bautizados alejados. «Después de 2000 años se ha producido en Europa una especie de escapada de Cristo». Recordó un documento pontificio en el que se habla de «apostasía silenciosa». Aunque en España «no nos ha tocado tanto como en otros países de Europa».

Se trata, dijo, de «evangelizar nuevamente a cristianos» y por ello que la nueva evangelización abarca a «los que creen, a los que se han marchado y los que no se han enterado de nada. En España la ignorancia religiosa o vivir como si Dios no existiera se ha hecho común, sin pensarlo, como nuevos paganos».

¡Que el mundo está muy mal es cierto! ¿pero cuándo estuvo mejor? «No nos olvidemos que el pecado original existe» recordó.

«Los métodos de siempre no llegan», constató el arzobispo de Madrid mientas que de otro lado registró la existencia de experiencias carismáticas y dones extraordinarios que quieren responder a esta situación y acercar la gente a la Iglesia.

Al responder a los periodistas indicó que «está saliendo muchísimo la palabra santidad, el camino de la santidad y la necesidad de encontrar lenguajes nuevos». Aunque, subrayó, «uno puede usar un lenguaje magnífico pero no producir conversiones, mientas otro con un lenguaje más tosco que habla más con el alma, sí. Como san Juan María Vianney».

Sobre las indicaciones de recuperación de la confesión individual como lugar para encontrar el camino de la conversión, el cardenal español habló de la experiencia de los confesores que tienen que dar el perdón y muchas veces pensar en dar respuestas concretas a vidas desastradas, y la necesidad de una acogida y ayuda a través de los grupos parroquiales. Señaló que es necesario cuidar mucho a las familias, al amor entre los esposos, y trabajar con ellas a través de las que son fieles al Evangelio.

El arzobispo de Madrid recordó que, en la alocución que hizo ante el sínodo, tomó una expresión que el papa utilizó en Alemania «desmundanizar». O sea acabar con la mundanización de estructuras pastorales, con una adminstración costosa etc. Problemática que si bien dicha en Alemania, vale en todo el mundo.

Sobre la Iglesia en África indicó que allí tienen «una realidad firme y propia. Vive de su patrimonio histórico. Y con una generosidad que llega hasta los países de Europa» y recordó que una buena cantidad de sacerdotes provienen de este continente.

«Desmundanización»

Tal como recordó hoy en su encuentro con los periodistas, el cardenal Rouco, en su intervención en la undécima congregación general, el 15 de octubre, aludió al término «desmundanización».

«Es imprescindible –dijo entonces el arzobispo de Madrid- conocer ‘el sitio en la vida’ de ‘la Nueva Evangelización’ si se quiere acertar con su planteamiento y con su puesta en práctica. El secularismo es quizá su nota más característica. La historia de la secularización, iniciada en el siglo XVII, culmina en el siglo XX con el postulado de ‘la muerte de Dios’ y con la exaltación del ‘Superhombre'».

«Los dos más formidables totalitarismos de la época –comunismo y nacionalsocialismo–, así como las dos grandes guerras mundiales, son inexplicables sin esas dos tesis, que hacen crisis después de 1945», subrayó.

«El Concilio Vaticano II, convocado en esa encrucijada histórica para un aggiornamento de la doctrina y de la pastoral de la Iglesia, le ofreció el camino para su superación “ad intra” y “ad extra” de sí misma».

Sin embargo, recordó que «‘la revolución del 68’ lo relanzó y lo radicalizó hasta el extremo de la negación de la dignidad de toda persona humana: una cría sana de chimpancé vale más que. un niño discapacitado, sostenía un famoso antropólogo anglosajón. ¿Estuvo la Iglesia –Obispos, sacerdotes, religiosos y laicos- a la altura de este reto? ¿No se dejaron en ocasiones influir por la ideología secularista? ¿No nos ha costado a veces mostrar lo que somos y quienes somos interna y externamente en ‘la plaza pública de la historia’ (Benedicto XVI)?»

«El Santo Padre nos ha llamado a ‘la desmundanización’. ¡Urge responder con el examen de conciencia de nuestros pecados y con la conversión del corazón! Sin esta premisa, hondamente espiritual, el empeño de evangelizar de nuevo sería vano. Iglesia evangelizada-Iglesia evangelizadora: ¡es ‘la ecuación’ de Juan Pablo II!», concluyó.

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ZENIT Staff

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