Ante las tensiones políticas, el Papa pide a los católicos ser modelos de fraternidad

Al analizar el papel de la Iglesia católica en el conflicto civil de Costa de Marfil

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CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 3 abril 2006 (ZENIT.org).- Ante las tensiones políticas o étnicas, Benedicto XVI pidió este lunes a los hijos de la Iglesia que sean modelos de fraternidad.

El pontífice afrontó la cuestión al encontrarse con los obispos de Costa de Marfil, país flagelado por un conflicto civil, que concluían su visita quinquenal al Papa y a sus colaboradores de la Curia romana.

La consigna que el pontífice les dejó fue la siguiente: «En vuestras Iglesias diocesanas, ante las tensiones políticas o étnicas, obispos, sacerdotes y personas consagradas deben ser siempre modelos de fraternidad y de caridad, y contribuir con su palabra y actitudes a la edificación de una sociedad unidad y reconciliada».

Según el obispo de Roma, «el restablecimiento de una auténtica paz» en ese país africano «sólo será posible por el perdón generosamente concedido y por la reconciliación efectivamente realizada entre las personas y grupos afectados».

«Para lograrlo –añadió–, todas las partes en causa tienen que aceptar el continuar valientemente con el diálogo para examinar profunda y lealmente las causas que han llevado a la situación actual y para encontrar los medios para llegar a una solución aceptable para todos en la justicia y en la verdad».

«El camino de la paz es largo y difícil, pero nunca es imposible», recalcó explicando que «la construcción de un mundo reconciliado no puede ser algo ajeno» para los católicos.

Éstos, subrayó, «tienen la responsabilidad de contribuir a establecer relaciones armoniosas y fraternas entre las personas y entre las comunidades».

«Para que la realización de este objetivo sea creíble –insistió–, es necesario en primer lugar recrear la confianza entre los discípulos de Cristo, a pesar de las divergencias de opinión que se pueden manifestar entre ellos».

«Pues ante todo tiene que vivirse dentro de la Iglesia un auténtico amor, en la unidad y la reconciliación», reconoció.

«Corresponde por tanto a los cristianos dejarse transformar por la fuerza del Espíritu para ser auténticos testigos del amor del Padre, que quiere hacer de todos los hombres una única familia».

Y concluyó: «Su actividad, que les lleva a salir al paso de los sufrimientos y las necesidades de sus hermanos, será entonces convincente».

El actual conflicto de Costa de Marfil estalló en septiembre de 2002, cuando un fracasado golpe de Estado contra el presidente Laurent Gbagbo llevó a la rebelión a ocupar la mitad centro-septentrional del país.

Bajo el patrocinio de la ONU, a inicios de mes se alcanzó un entre todas las partes en conflicto para poner en marcha el estancado proceso electoral que debería conducir a la celebración de elecciones en Costa de Marfil en este año.

El 16,50% de los más de diecisiete millones de marfileños son católicos. Los musulmanes son entre el 35 y el 40%, mientras que los creyentes en las religiones animistas oscilan entre el 25 y el 40%. Hay también un porcentaje significativo de cristianos de otras confesiones.

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ZENIT Staff

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