Ante Navidad, el portavoz vaticano plantea el respeto de la vida naciente

Adviento, tiempo de conversión en este campo, asegura el padre Lombardi

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CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 5 de diciembre de 2010 (ZENIT.org).- Al acercarse la Navidad, el portavoz de la Santa Sede ha planteado la necesidad de la opinión pública de tomar conciencia sobre el respeto de la vida naciente.

El padre Federico Lombardi S.I., director de la Oficina de Información de la Santa Sede, suscita el dilema ético de esta época, en el editorial del último número de «Octava Dies», semanario del Centro Televisivo Vaticano, después de que Benedicto XVI presidiera en el Vaticano, el 27 de noviembre, una vigilia por la Vida Naciente.

«Rezar y comprometerse en favor de la vida naciente. Es la invitación que nos ha dirigido el Papa en la vigilia del primer Domingo de este Adviento, tiempo de espera y de conversión para prepararnos a celebrar, una vez más, el evento desconcertante y extraordinario del nacimiento del Hijo de Dios entre nosotros: Dios que se hace carne, Dios en el vientre de una madre, Dios niño, Dios cercano», asegura el sacerdote», asegura el portavoz.
 
«¿Cómo decirnos con mayor fuerza que nuestra dignidad es altísima y que debemos ser amados, respetados y protegidos desde cuando nos comenzamos a formar en el vientre de nuestras madres?», se pregunta.
 
«Nunca hemos sido simplemente ‘un grumo de material biológico’ –añade–. Siempre hemos sido, desde el comienzo, un proyecto concreto que se iba desarrollando hacia la inteligencia, la libertad y el amor, abierto a lo verdadero, lo bello, lo bueno, a lo infinito. Un proyecto que, a su vez, sólo puede nacer de un manantial misteriosamente grande, capaz de darle su origen e invitar a una relación concreta de amor».
 

Para ilustrar esta realidad el padre Lombardi invita a redescubrir «la sonrisa de los niños, cuando vienen a la luz. Sonrisa contagiosa, que invita a amar y a dar gracias ante la maravilla de un don más grande que nosotros».
 
Benedicto XVI advierte que «lamentablemente, aun después de nacer, la vida de los niños sigue siendo expuesta al abandono, al hambre, a la miseria, a la enfermedad, a los abusos, a la violencia, a la explotación».

Y por ello se apela a la responsabilidad de todos y de cada uno: «¡respeta, defiende, ama y sirve la vida, toda vida humana!».
 
«¿Qué mundo encuentra Jesús al nacer?», pregunta el portavoz al concluir. «¿Qué mundo preparamos para cada niño? Debemos amar la vida para que cada niño pueda agradecer su venida al mundo y aprender a amar su vida, a los demás… y a Dios».

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ZENIT Staff

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