Anticonceptivos: siguen las campañas para ampliar su difusión

Un gran número de gobiernos, determinados a reducir el número de embarazos
en adolescentes, están promoviendo el uso de anticonceptivos y píldoras
abortivas como solución. La última noticia viene del sur de Gales, donde
esta semana se han puesto en marcha medidas para la distribución de
píldoras del día después a niñas hasta de nueve años.

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Según «The Independent» (14 febrero), la zona de Bridgend del sur de Gales
tiene una de las tasas más elevadas de Europa en cuanto a embarazos entre
adolescentes. Ahora, las jóvenes pueden solicitar la píldora del día
después gratis y sin permiso de los padres. Los médicos que apoyan la
medida, que se dirige en primer lugar a las adolescentes, han reconocido
que las chicas de 12 años, e incluso menores, pueden acceder a este
servicio. Dado que se ha producido una disminución de la edad a la que se
llega a la pubertad, es posible que niñas de nueve o diez años puedan
acceder al programa.

Este anuncio se produce un mes después de que el Reino Unido lanzara un
plan nacional por el que chicas de 16 años pueden obtener la píldora del
día después previo pago de 20 libras. En el plan de Bridgend, a las
farmacias se les ha otorgado de hecho permiso para prescribir
contraceptivos a jóvenes que cumplen ciertos criterios.

Otro proceso que se refiere al suministro de la píldora del día después a
jóvenes ha comenzado recientemente en algunas zonas de Inglaterra. Según el
«Sunday Times» (7 enero), enfermeras de escuelas estatales en Kent,
Oxfordshire, Derbyshire y South Yorkshire distribuirán la píldora a chicas
sin permiso de los padres aunque no hayan llegado a la edad en que éste ya
no se requiere.

La iniciativa, especialmente dirigida a las zonas en las que existe un alto
índice de embarazos entre adolescentes, ha sido motivo de controversia.
Anna Lines, de «Family and Youth Concern», dijo: «Es el modo más rápido de
incitar las relaciones sexuales juveniles, incluso antes de la edad».

Mientras tanto, Stuart Horner, profesor de Etica Médica en la Universidad
Central de Lancashire, se mostró preocupado no sólo del aspecto ético sino
también del impacto potencial sobre la salud. «No se trata de caramelos,
sino de dosis significativas de hormonas femeninas que pueden causar
problemas. Desconocemos los efectos a largo plazo, especialmente si se usan
con regularidad».

También en Canadá las autoridades han aprobado la distribución de la
píldora del día después, sin necesidad de prescripción. Según el «Globe and
Mail» (1 febrero), Saskatchewan está dando pasos para ser una de las
primeras provincias que permitirá la venta de la píldora conocida como Plan
B sin prescripción.

El fármaco Plan B se podrá conseguir en esta provincia en abril, sin
prescripción médica, pero a través de un farmacéutico. Desde diciembre, en
la Columbia Británica las mujeres pueden obtener Plan B sin la aprobación
escrita de un farmacéutico, y se prevé que en algunas áreas de Toronto se
podrá comprar sin prescripción dentro de un proyecto piloto limitado en junio.

Sin embargo, el «Globe and Mail» indicaba que las ventas de Plan B, según
datos de «IMS Health», una organización independiente que vigila la venta
de drogas, han sido lentas y sólo se han dado 665 prescripciones
canadienses de julio a diciembre. Ello supone un tercio de las
prescripciones de Preven en los primeros seis meses de su puesta a la
venta. Desde su llegada a las farmacias hace 16 meses, las ventas de Preven
han sido tan pocas que «Shire Canada Inc» planea interrumpirlas.

Mientras que en Australia, en lugar de píldoras anticonceptivas, el
organismo de planificación familiar del estado de Victoria prevé distribuir
entre los adolescentes un nuevo anticonceptivo por implante que dura tres
años. Según «The Age» (16 noviembre) el implante en forma de varilla,
denominado Implanon, ha sido aprobado para su uso en Australia y es
probable que llegue al mercado pronto.

Sin embargo, una doctora del organismo de planificación familiar de
Victoria, la doctora Kathleen McNamee, reconoció que la desventaja que
tiene el implante en adolescentes es que les podría exponer a enfermedades
de transmisión sexual si no usan preservativos al mismo tiempo. Así mismo,
el implante provoca hemorragias irregulares como efecto secundario.

El secretariado nacional de la Asociación Familiar Australiana, Bill
Muehlenberg, dijo que el uso de este tipo de anticonceptivos en
adolescentes proporciona un mensaje confuso de minimización. La abstinencia
sexual es la única opción segura, manifestó.

La anticoncepción, ¿es una respuesta?

A pesar de todos estos esfuerzos por hacer descender las tasas de embarazos
por medios anticonceptivos, que en algunos casos tienen una acción
abortiva, no todos están de acuerdo con esta postura. Por ejemplo Trevor
Stammers, tutor de la Escuela Médica del Hospital St Georges, en Londres,
publicó un artículo en el «British Medical Journal» (16 diciembre), en el
que afirmaba que «la contracepción como piedra angular de la promoción de
la salud sexual en adolescentes se ha revelado un fracaso».

Stammers indicaba que en sus casi 15 años de práctica médica nunca había
visto un caso de embarazo no deseado por ignorancia sobre la existencia de
anticonceptivos. De hecho, los estudios indican que más del 80% de
embarazos no deseados se produjeron por un fallo de la contracepción. Los
datos entre 1975-91 muestran una correlación positiva entre el aumento de
los índices de uso de preservativos en las primeras relaciones y los altos
porcentajes de embarazos en adolescentes.

También afirmaba que cuanto más se reduce la edad de la primera relación,
el riesgo es mayor. «Las relaciones sexuales al principio de la
adolescencia se asocian con un escaso uso de anticonceptivos así como una
multiplicidad de relaciones y un creciente índice de depresión y suicidio,
y a menudo forma parte de una amplio espectro de conducta nociva que
incluye abuso de drogas, tabaco y alcohol».

Una solución mejor, según Stammers, es la promoción de la abstinencia. Hay
evidencias recientes provenientes de Estados Unidos que confirman que los
programas de abstinencia están teniendo un efecto positivo. El pasado 4 de
enero, según un informe de «Associated Press», un estudio descubrió que las
adolescentes que se comprometían públicamente a permanecer vírgenes hasta
el matrimonio, retrasaban sus primeras relaciones sexuales, al menos en 18
meses, respecto a otras adolescentes.

De quienes prometieron formalmente evitar las relaciones prematrimoniales,
cerca del 50% se mantuvieron vírgenes hasta la edad de 20 años, dijo Peter
S. Bearman, un sociólogo de la Universidad de Columbia y coautor de un
estudio en «American Journal of Sociology». «La media de retraso entre
quienes prometen virginidad es de 18 meses -dijo Bearman-. Esto es
significativo. Y es un puro efecto de este compromiso».

Bearman y Hannah Brueckner, coautora del estudio, socióloga de la
Universidad de Yale, analizaron el efecto de la promesa de virginidad en la
conducta de adolescentes que participaban en el «Estudio Longitudinal
Nacional sobre Salud de los Adolescentes», un trabajo de subvención federal
sobre niños del séptimo al duodécimo grado educativo.

Los datos del estudio sugerían que, en 1995, una iniciativa eclesial de
voluntariado había preparado a unos 2,5 millones de chicos y chicas
adolescentes a la realización de promesas escritas u orales de abstinencia
de relaciones sexuales hasta el matrimonio.

Sin embargo, en un informe publicado por el «Conservative News Service» (25
enero), Bearman advertía que «la promesa no es una varita mágica». «Es una
cosa que ha tenido mucho éxito con algunos chicos» pero no con otros, añadió.

Con los republicanos en el Gobierno de Washington, existe la oportunidad de
subvencionar programas de abstinencia ya que recibirán un fuerte apoyo< br> federal. Según el «New York Times» (28 diciembre), una enmienda a la Ley de
Reforma del Bienestar Social de 1996, puso en marcha la posibilidad de
subvencionar la promoción de la castidad, lo que ha supuesto 60 millones de
dólares desde 1981. La nueva ley prevé el gasto de 250 millones de dólares
en cinco años.

Junto a otros aumentos en la financiación de programas de abstinencia,
tanto el Gobierno federal como los estatales invertirán 100 millones de
dólares, en 2001, en programas educativos sobre la castidad, como la única
estrategia realista para evitar la enfermedad y el embarazo. Es de esperar
que los gobiernos de otros países se den cuenta de que los preservativos y
las píldoras del día después son solamente paños calientes y no una
solución real.
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Contenido provisto por SEMANA INTERNACIONAL
(c) Innovative Media, Inc.

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ZENIT Staff

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