Apremiante llamamiento de Benedicto XVI por la paz en el Líbano y todo Oriente Medio

CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 10 diciembre 2006 (ZENIT.org).- Preocupado por la crisis que atraviesa Oriente Medio y especialmente el Líbano, Benedicto XIV ha hecho un apremiante llamamiento a las autoridades nacionales e internacionales a la responsabilidad, y a todos los fieles a la oración por la convulsionada región.

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«Sigo con viva preocupación cuanto está ocurriendo en Oriente Medio, donde entre los resquicios de solución de las crisis que atribulan la región, se alternan tensiones y dificultades que hacen temer nuevas violencias», expresó -ante más de 40.000 peregrinos presentes en la Plaza de San Pedro en el Vaticano- nada más concluir este domingo el rezo del Ángelus.

«Una especial mención merece el Líbano -subrayó-, sobre cuyo suelo, hoy como ayer, están llamados a vivir juntos hombres distintos en el plano cultural y religioso, para edificar una nación de diálogo y de convivencia y para concurrir al bien común».

«Por ello -prosiguió- comparto, frente a los recientes acontecimientos, los fuertes temores expresados por el Patriarca [de Antioquía de los Maronitas. Ndr], Su Beatitud el señor cardenal Nasrallah Boutros Sfeir, y por los obispos maronitas en el Comunicado que hicieron público el miércoles pasado».

«Junto a ellos, pido a los libaneses y a sus responsables políticos que tengan su interés exclusivamente en el bien del país y la armonía entre sus comunidades, inspirando su empeño en esa unidad que es responsabilidad de todos y cada uno y requiere esfuerzos pacientes y perseverantes, junto a un diálogo confiado y permanente», dijo el Papa.

Benedicto XVI igualmente añadió su deseo de que «la Comunidad internacional ayude a identificar las urgentes soluciones, pacíficas y justas, necesarias para el Líbano y para todo Oriente Medio» e invitó «a todos a la oración en este grave momento».

En un mensaje leído en las exequias de Pierre Gemayel, ministro libanés de Industria –cristiano maronita de 34 años- asesinado en Beirut el pasado 21 de noviembre, Benedicto XVI abogó por un Líbano «autónomo y cada vez más fraterno», y confesó su impresión por ese «acto incalificable».

«Ante las fuerzas oscuras que intentan destruir el país –dijo el Papa en la audiencia general del 22 de noviembre-, invito a todos los libaneses a no dejarse vencer por el odio, sino a reforzar la unidad nacional, la justicia y la reconciliación y a colaborar en la construcción de un futuro de paz».

El porqué del llamamiento maronita

En el país prosiguen las tensiones políticas, y, como alertaba el jueves pasado la emisora pontificia, las oposición filo-siria y Hizbulá [movimiento armado –fundamentalista- chií libanés], que ya se han echado a las calles en días anteriores, han convocado una nueva manifestación este domingo en Beirut contra el gobierno del primer ministro Fouad Siniora –apoyado por Occidente y por países árabes moderados-.

En ese contexto, los prelados maronitas lanzaron su nuevo llamamiento del miércoles por la pacificación del país.

«No vemos otra solución que tornar a las instituciones constitucionales, y por éstas entendemos el Parlamento, el cual debe resolver la crisis de gobierno», explicó el jueves a «Radio Vaticana» el obispo de Byblos de los maronitas, monseñor Béchara Raϊ.

«No podemos dejar que sean las manifestaciones en las calles las que resuelvan nuestros problemas. Hay que actuar a través de las instituciones, Éste ha sido el llamamiento -explicó-. Las manifestaciones sirven para expresar opiniones; en ámbito democrático, sin embargo, las soluciones deben tomarse a través de las instituciones».

«Tememos una guerra civil entre suníes y chiíes, a causa de la repercusión del conflicto de Irak –apuntó además el prelado-. Por lo tanto hemos lanzado este llamamiento, porque si las manifestaciones continúan existe este peligro de choque entre suníes y chiíes».

Igualmente monseñor Raϊ consideró que la difícil situación de Líbano sufre repercusiones externas ligadas a la complejidad de toda la región. «Se dice que Hizbulá está ligado, en sus decisiones, a Siria e Irán; ellos lo niegan. Pero no basta negar con las palabras, hay que negar con los hechos».

«Los hechos son los de no continuar la oposición en las calles, destruyendo todo. Se trata de una destrucción económica, social y política, ¡no sólo de manifestaciones! Las repercusiones y las consecuencias son nefastas», denunció.

Por ello «es necesario que todos regresen a las instituciones constitucionales, donde cada uno está representado -indicó-, y no provocar la parálisis completa de la vida económica, política y social del país».

Por su parte la Iglesia local está empeñándose a fondo en estos momentos, «y a través de la buena voluntad, que no falta, busca crear una corriente de unidad y de comprensión», confirmó.

Último detonante

Acusaciones de falta de legitimidad lanza el presidente libanés Emile Lahoud al gobierno del primer ministro Siniora.

De hecho, Lahoud ha decidido no ratificar la aprobación por parte del gobierno de Siniora del borrador de estatuto para el Tribunal de carácter internacional llamado a juzgar a los responsables del asesinato del ex primer ministro Rafic Hariri en 2005, según ha referido la agencia oficial libanesa «Nna», cuya nota recoge este domingo el diario italiano «Avvenire».

En una carta al secretario general de la ONU, el filo-sirio Lahoud califica de «inconstitucional», y por ello «carente de todo valor», la decisión adoptada el 25 de noviembre por el gobierno de Siniora, expresión de la mayoría parlamentaria anti-siria.

Dice Lahoud que el gobierno «no tiene legitimidad» después de las dimisiones del 11 de noviembre de los cinco ministros de los movimientos chiíes Hizbulá y Amal, y de un sexto ministro greco-ortodoxo. Opina que sólo un nuevo gobierno «legítimo y constitucional» podrá adoptar una decisión sobre el borrador de estatuto del Tribunal Hariri.

Siguiendo la Constitución libanesa, el proyecto de ley para la formación del Tribunal Hariri –apunta «Avvenire»- puede volver al examen del Parlamento, que podría aprobarla a pesar de la falta de ratificación de Lahoud.

Pero divide a los constitucionalistas el tipo de mayoría que sería necesario para tal acto. Mientras tanto, la crisis que enfrenta a la oposición guiada por Hizbulá y la mayoría parlamentaria anti-siria hace, al menos por el momento, improbable la convocatoria del Parlamento. Y prosigue la presión en las calles sobre el gobierno de Siniora.

La oposición libanesa reclama en las manifestaciones –pidiendo la dimisión de Siniora- la formación de un gobierno de unidad nacional con un número de ministros que le permita tener el poder de veto. Por su parte, el primer ministro acusa a Hizbulá de preparar un golpe de Estado.

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ZENIT Staff

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