Aprobación de un milagro atribuido a la intercesión de la beata Narcisa de Jesús

Fiesta en Guayaquil por la laica ecuatoriana

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GUAYAQUIL, jueves, 16 marzo 2006 (ZENIT.org).- El próximo domingo el arzobispo de Guayaquil celebrará, en el Santuario de Nobol, una Eucaristía de acción de gracias por la aprobación del milagro para la canonización de la Beata Narcisa de Jesús (1832-1869)

Confirma la archidiócesis ecuatoriana a Zenit que estará presente en la Misa Edelmira Arrellano Plúas, cuya curación milagrosa es la que encamina a esta canonización.

Igualmente acudirá Juan Pesantez, quien también sanó de cáncer milagrosamente abriendo así las puertas a la beatificación de Narcisa de Jesús, que celebró Juan Pablo II el 22 de octubre de 1992 en la Plaza de San Pedro, en el Vaticano.

En una nota difundida el lunes por la archidiócesis de Guayaquil se anunciaba la aprobación del milagro, «último de los requisitos para que la Beata Narcisa de Jesús sea declarada Santa».

Fue el secretario de la postulación de la causa, Fr. Francesco M. Ricci OP, quien escribió el 13 de febrero desde Roma al arzobispo de Guayaquil, monseñor Antonio Arregui Yarza, para darle la noticia.

«Con alegría y emoción le comunico que el 18 de enero de 2006 la Consulta Médica se ha reunido para evaluar el milagro ocurrido a la señorita Edelmira Victoria Arellano Plúas, atribuido a la intercesión de la Beata Narcisa de Jesús», dice la misiva en italiano, a la que ha tenido acceso Zenit.

«La Consulta Médica ha votado por unanimidad el caso (cinco votos favorables de cinco) considerado como restitutio ad integrum [restitución completa. Ndr] del defecto anatómico congénito de una forma imprevista, completa, duradera y científicamente inexplicable», anunció el dominico.

Dos pasos más –cuya cita será este año, confirma Fr. Ricci— hacen falta para la canonización: que «el Congreso de Teólogos estudie a la luz de la fe lo sucedido» y la Congregación Ordinaria de Cardenales conozca del caso y lo presente «al Santo Padre Benedicto XVI, quien dará la última y definitiva palabra», apunta la archidiócesis de Guayaquil.

«Lo que significa –aclara– que estamos en vísperas de la solemne glorificación eclesial de la Beata Narcisa».

Nobol, el cantón rural –a 36 kilómetros al norte de Guayaquil– donde nació la Beata Narcisa, vive estos días «una gran alegría por la noticia de la canonización». Y es que esta laica «sencilla y humilde» suscita una gran devoción entre sus habitantes.

La localidad, cuyo Santuario custodia los restos de la Beata, es meta diaria de peregrinación de fieles de todo el país, confirma la archidiócesis a Zenit.

Precisamente en Nobol cursa sus estudios Edelmira Victoria Arellano Plùas, actualmente de veinte años. Tenía sólo nueve cuando fue sanada milagrosamente después de que su madre, Violeta Plúas, la encomendara a la Beata Narcisa. Había nacido con un defecto congénito genital que le impedía su normal desarrollo.

Por orden del entonces arzobispo de Guayaquil, monseñor Juan Ignacio Larrea Holguín, se emprendieron años de estudio e investigación con testigos y documentos médicos. Todo el proceso se entregó en Roma en abril de 2001.

El postulador de la causa es el padre Vito Tomás Gómez García OP; el vicario general de la archidiócesis de Guayaquil, monseñor Roberto Pazmiño Guzmán, es el vicepostulador.

En la carta en la que anunció la aprobación del milagro, el padre Ricci no dudó en unirse «a la alegría de todos los devotos de la nueva futura “Santa Narcisa” y de la Iglesia en Guayaquil».

El arzobispo local, monseñor Antonio Arregui Yarza, señaló que se trata de la tercera persona santa de Ecuador. El primero fue el cuencano Francisco Febres Cordero, más conocido como el Hermano Miguel; la segunda fue Mariana de Jesús, «Azucena de Quito». De hecho la vida de ésta inspiró a la Beata Narcisa en la propia.

La sabiduría de la cruz
Fue el día de San Narciso de 1832 –29 de octubre— cuando nació Narcisa de Jesús, nombre que recibió en su bautismo. Sus padres fueron Pedro Martillo Mosquera y Josefina Morán, campesinos; murieron siendo Narcisa aún muy joven; tenía cuatro hermanos y cuatro hermanas.

En su adolescencia trabajó como costurera. Se dedicaba mucho a la oración, según los datos biográficos que ha facilitado a Zenit la archidiócesis de la que la Beata es originaria.

Posteriormente, Narcisa de Jesús se trasladó a Guayaquil, donde desempeñó oficios domésticos, trabajos manuales y una actividad de caridad apostólica. Le gustaba mucho tocar la guitarra, especialmente a los niños, y también en Navidad.

A principios de 1868 viajó a Lima «y allí continuó su vida virtuosa como seglar, alojada en la casa de las hermanas de la Orden laical de Santo Domingo hasta su muerte, el 8 de diciembre de 1869». Su cuerpo incorrupto se trasladó a Guayaquil en 1955.

Narcisa de Jesús enseñaba el catecismo a los niños, trabajaba también con jóvenes abandonadas y no descuidaba sus visitas a enfermos y moribundos.

«En esta joven ecuatoriana que sólo vivió 37 años entre continuas mortificaciones y duras penitencias corporales, encontramos la aplicación constante de la sabiduría de la cruz en cada circunstancia de la vida. Ella estaba firmemente persuadida de que el camino de la Santidad pasa por la humillación y abnegación, es decir, por el sentirse crucificada con Cristo…», dijo en su homilía, en la ceremonia de beatificación, Juan Pablo II.

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ZENIT Staff

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