Aprobado por la ONU el Día Internacional del Holocausto con el apoyo de la Santa Sede

Con el objetivo de que no se repitan otros genocidios

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NUEVA YORK, 2 de noviembre de 2005 (ZENIT.org).- Con el decidido apoyo de la Santa Sede, este martes se aprobó en las Naciones Unidas una resolución que declara el 27 de enero como Día Internacional de Conmemoración anual de las víctimas del Holocausto, en recuerdo del crimen cometido por el nazismo durante la Segunda Guerra Mundial.

El 27 de enero ya era recordado como Día del Holocausto en varios países europeos, entre otros, el Reino Unido, Italia y Alemania, por ser la fecha en que, en 1945, el ejército soviético liberó Auschwitz-Birkenau (Polonia), el principal campo de concentración nazi.

En el debate, el arzobispo el arzobispo Celestino Migliore, observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, tomó la palabra para impulsar esta iniciativa pues «recordar es un deber y una responsabilidad común».

El prelado deploró, sin embargo, el que el a pesar de que «durante sesenta años hemos tenido ante nosotros el horror de este crimen» en el siglo XX se hayan cometido otros genocidios y varios continentes.

«Que el Holocausto sirva de alerta para que no dejemos nacer ideologías que justifican el desprecio de la dignidad humana en virtud de la raza, el color, el idioma o la religión», pidió el representante de Benedicto XVI ante el palacio de cristal de las Naciones Unidas en Nueva York.

En este sentido, exigió el respeto de la resolución 1624 del Consejo de Seguridad que repudia «los intentos de justificación o glorificación (apología) de actos de terrorismo que puedan incitar a la comisión de nuevos actos de terrorismo».

«Después de la Shoá, el primer paso de la prevención fue la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Hacen falta otros muchos pasos más. En cada país, la memoria del Holocausto tiene que preservarse como un compromiso para ahorrar a las futuras generaciones este horror», afirmó.

El prelado recordó por último la visita a Tierra Santa de Juan Pablo II, de marzo de 2000, en la que se detuvo en el memorial de Yad Vashem dedicado a la Shoá y «a los pies del Muro de las Lamentaciones rezó por el perdón y la conversión de los corazones y las mentes».

«Pedir perdón purifica la memoria y recordar el Holocausto nos ofrece una oportunidad para que tenga lugar esta purificación de la memoria, para detectar los primeros síntomas de un genocidio y rechazarlos, y para tomar a tiempo medidas firmes para superar las injusticias sociales e internacionales de todo tipo», afirmó.

«La Santa Sede está dispuesta a trabajar en este sentido», aseguró ante la asamblea de la ONU.

La resolución que establece el Día Internacional del Holocausto insta a los Estados miembros a elaborar programas educativos que inculquen a las generaciones futuras las enseñanzas del Holocausto, para prevenir actos de genocidio.

Además rechaza toda negación de ese hecho histórico y condena las manifestaciones de intolerancia religiosa, incitación, acoso o violencia contra personas o comunidades sobre la base de su origen étnico o sus creencias.

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ZENIT Staff

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