BELÉN, 25 diciembre 2001 (ZENIT.org).- Una silla vacía en una iglesia de Belén se convirtió esta Navidad en el símbolo de las traicionadas esperanzas de paz en Tierra Santa.
El gobierno de Israel ignoró los llamamientos internacionales, entre los que se destacaba el de Juan Pablo II, y negó a Yasser Arafat la posibilidad de participar en la misa del Gallo celebrada en la ciudad en que nació Jesús, como venía haciendo desde 1995.
El primer ministro Ariel Sharon había puesto como condición al líder palestino el arresto de los responsables del asesinato del ministro israelí Rehavam Zevi.
Asegurando que «su corazón está lleno de pena», Arafat dijo al pueblo palestino en un mensaje televisivo pronunciado desde Ramalá, en Cisjordania, que Israel ha cometido un crimen impidiendo a un «creyente en Dios y en la paz» ir a Belén.
En su lugar, en la iglesia de santa Catalina, se encontraba una «kefiah», la túnica blanca y negra símbolo de la lucha de Arafat por el Estado palestino. Se podía leer un cartel: «Su excelencia Yasser Arafat, Presidente del Estado de Palestina».
El patriarca latino (católico) de Jerusalén, Su Beatitud Michel Sabbah dijo en la homilía: «La limitación impuesta a su libertad es la misma que se impone a su pueblo».
«Rezamos también por vosotros, israelíes –añadió el patriarca, oriundo de Nazaret– y pedimos sabiduría y luz para que comprendáis que el camino de Belén sólo puede ser un camino de paz».
«Nuestra situación actual es semejante a la descrita por el profeta Jeremías, con gente herida por espada y los horrores del hambre por las calles», constató.
Por eso, hizo un intenso llamamiento a poner fin a la ocupación y a que se devuelva la libertad al pueblo palestino: «El fruto de esa libertad será la seguridad de los israelíes».
Por último, pidió a los cristianos de Tierra Santa a no emigrar, a pesar de la difícil situación.
El bloqueo impuesto a Arafat ha sido criticado en una entrevista a radio Jerusalén por el rabino jefe Meir Israel Lau, quien la calificó de «inoportuna».
Análogas críticas ha dirigido el líder del Partido Nacional-Religioso, Shaul Yahalom, (de derechas), quien ha asegurado que de este modo Israel ha herido los sentimientos del mundo cristiano.
