Argentina: ''Bauticé a ocho hermanitos, rescatados de las aguas del temporal''

Impresionante testimonio de un sacerdote de La Plata: »¡A ser católicos sin complejos…!»

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El padre Christian Viña, que suele colaborar con ZENIT, nos envía un impresionante testimonio del temporal vivido en la Archidiócesis de La Plata, Argentina, que tuvo trágicas consecuencias en vidas, heridos y casas y enseres perdidos. Ha bautizado a ocho hermanos, rescatados de las aguas, que junto a sus padres perdieron absolutamente todo.

«Queridos amigos y hermanos: ¡Duc in altum! (Lc 5, 4). ¡Enorme regalo de Dios en el Domingo del Buen Pastor!. En nuestra Parroquia, Sagrado Corazón de Jesús, Francisco Cestino 466, de Cambaceres, Ensenada, tuve la enorme dicha de bautizar ocho hermanitos, rescatados dramáticamente de las aguas del temporal», escribe el presbítero Christian Viña.

«Junto a sus dos padres, perdieron absolutamente todo; pero no perdieron la vida… ¡Este Domingo del Buen Pastor las aguas de la Vida, los inundaron del Sol que nace de lo alto…!».

Los niños: Diego Nicolás; Adriana Romina y Julieta Yesica (gemelas); María Juliana, Ana Laura, Luciana Araceli, Hernán Carlos y Carlos Daniel, tienen entre un año y medio y trece años.

«¡Gracias a Dios están muy bien! Y, mientras aguardan un nuevo terreno donde ubicarse, residen provisoriamente en la Casa de Día; donde, también, temporalmente, tenemos las celebraciones de nuestra Parroquia de los Santos Mártires Inocentes…», informa el párroco.

«¡Todo providencial!. Desde el Cielo, los pequeños martirizados por confesar el Evangelio de la Vida, les hicieron llegar su protección. Fue todo muy emocionante. El templo repleto con fieles de mis dos comunidades: Sagrado Corazón de Jesús, y Santos Mártires Inocentes», relata.

«Y, además, la presencia y el aporte material para la fiesta posterior, de hermanos de diferentes comunidades: de las Hijas de María Auxiliadora, de las Hijas de Santa Marta, del Opus Dei, del Colegio San Vicente de Paúl y de los Ex Alumnos de Don Bosco, entre otras».

«Gracias a la generosidad de ellos, y de tantos otros hermanos de distintas partes del país, pudimos reunir para los pequeños y sus padres, alimentos imperecederos, ropa de abrigo, útiles escolares, y otros elementos imprescindibles para la emergencia… ¡Qué maravillosa que es la Iglesia…!. ¡Cuántas riquezas tenemos…!. ¡A ser católicos sin complejos…!. ¡Valientemente honrados de nuestros tesoros…!. Les mando un fuerte abrazo en Cristo Resucitado. Y, con enorme gozo, los bendigo en el Señor de la Vida en abundancia…».

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ZENIT Staff

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