BUENOS AIRES, 1 septiembre 2002 (ZENIT.org).- La Asamblea plenaria extraordinaria de los obispos de Argentina, prevista para septiembre, responde a la situación de un país que «cambia o muere», ha explicado un prelado.
El obispo de San Luis, monseñor Jorge Luis Lona, aclaró que la convocatoria del Episcopado sale al frente de «la realidad tremenda del país»: «de caos, de marchas y contramarchas, de cosas que no se arreglan, de cosas que se prometieron y no suceden».
«Entonces, los obispos somos argentinos y tenemos una responsabilidad muy grande hacia nuestros compatriotas», afirma el prelado en declaraciones publicadas por la agencia católica nacional AICA.
La Iglesia es «depositaria de la verdad» y receptora de «mucha confianza» por parte de la gente, según lo demuestran las encuestas. «Esa confianza del pueblo –reconoció monseñor Lona– nos obliga a estar permanentemente atentos a la marcha del país y a decir la verdad».
«La Comisión Permanente ha dicho la verdad sobre un proceso electoral que hasta ahora da una impresión frívola, superficial, como si esta fuera una elección más, una lucha por el poder de tantas que se han hecho», añade.
Pero en realidad, lo que está en juego es un cambio de país, aseveró. «El país cambia o muere» y juzgó probable el hecho de que se produzca «esa terrible tragedia que podría ser una situación de caos anárquico».
Por lo pronto, «se viven en todo el país situaciones de inseguridad únicas en la historia de la República. Nunca antes se había vivido tanta inseguridad», constató. Pero no podemos resignarnos a «perder la paz. Hay que volver a ganarla con el esfuerzo del amor, porque la paz no se logra con la violencia», insistió.
«La solución debe venir de un orden constitucional, de una justicia que actúe como debe actuar –siguió subrayando–. Tenemos leyes que no se aplican, que se intentaron promover como nuevas y muy beneficiosas, pero que no sirven en la práctica».
