Argentina: Carta de los obispos en momentos de sufrimiento

Mensaje al término de su asamblea plenaria

Print Friendly, PDF & Email
Share this Entry

BUENOS AIRES, 19 noviembre 2001 (ZENIT.org).- Al término de la 82 Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Argentina, el pasado día 17 de noviembre, los obispos dieron a conocer una «Carta al Pueblo de Dios» con el deseo de acercarse a cada argentino para acompañarle «en estos momentos de desconcierto y sufrimiento».

«Somos conscientes –afirman los obispos– de que nuestra Patria sufre, y con ella todos nosotros. Deseamos que nuestra cercanía llegue al apretón de manos y al abrazo fraterno. En momentos de dolor, la mirada silenciosa del padre y la ternura del hermano son más elocuentes que todas las palabras».

Los pastores hacen hincapié en «la extensión de la pobreza: tantos hombres y mujeres que no tienen trabajo, en quienes la desesperanza ha vencido la resistencia de sus hogares; niños mal alimentados y que no terminan la escuela; ancianos que no tienen atención médica; jubilados que después de toda una vida de trabajo ven confiscada su asignación; innumerables familias sin techo».

«La brecha entre los que tienen mucho y multitudes que viven en condiciones por debajo del mínimo requerido por la dignidad humana se abre más y más», siguen constatando.

Argentina, la tercera economía de Iberoamérica, se encuentra sumida en una recesión desde hace 42 meses. El país intenta escapar a una suspensión de pagos de su deuda pública de 132.000 millones de dólares y a una devaluación del peso, atado uno a uno con el dólar por ley desde 1991.

Los prelados indican que en su reunión volvieron a verificar los «problemas sociales y políticos que han llevado a la Argentina a esta crisis inédita», como la «concepción mágica del Estado; despilfarro de los dineros del pueblo; liberalismo extremo, mediante la tiranía del mercado; evasión de los impuestos; falta de respeto a la ley, tanto en su cumplimiento como en el modo de dictarla y aplicarla; pérdida del sentido del trabajo…».

«En una palabra –concluyen–, una corrupción generalizada que mina la cohesión de la Nación y nos desprestigia ante el mundo».

En este contexto los obispos animan a «una esperanza solidaria y operativa que, arraigada en la fuerza del bautismo, enfrente los problemas de cada uno, del vecino, del compañero de trabajo, del barrio, de la ciudad, de la propia provincia, de la nación entera».

Y para emprender esta tarea reclaman «esfuerzo creativo» y no caer en la tentación de esperar pasivamente el cambio, sino comprometerse con él.

«Cristo muerto y resucitado –señalan– nos obliga a ser protagonistas de la historia mediante una vida fundamentada en la verdad, la justicia, el amor y la solidaridad».

Print Friendly, PDF & Email
Share this Entry

ZENIT Staff

Apoye a ZENIT

Si este artículo le ha gustado puede apoyar a ZENIT con una donación