ROMA, 18 noviembre 2002 (ZENIT.org).- La misión del catequista y, especialmente, el instrumento de evangelización por excelencia –el Catecismo de la Iglesia católica– han sido el centro de un documento del episcopado argentino en el que destacan la importancia de este medio para dar a conocer la «razón de nuestra esperanza».
«Para que el hombre responda a Dios» es el título del documento final de la 84ª Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Argentina, fechado el 15 de noviembre pasado.
En el texto –en forma de carta al clero, a los catequistas y a todo el pueblo de Dios– los obispos, quienres se reunieron en San Miguel, celebran el 10º aniversario de la publicación del Catecismo de la Iglesia Católica.
Definido como «instrumento de la nueva evangelización», los obispos argentinos recuerdan que el Catecismo fue ofrecido por la Iglesia católica como texto de referencia seguro y auténtico a los pastores para la enseñanza y para la elaboración de catecismos locales.
Representa también un medio «a disposición de los fieles que deseen conocer mejor las inagotables riquezas de la salvación». Además, proporciona «proporciona un punto de apoyo a los esfuerzos ecuménicos animados por el deseo de la unidad de los cristianos, mostrando con exactitud el contenido y la coherencia armoniosa de la fe católica».
Todo ello sin olvidar que el Catecismo es «de utilidad a todo hombre que nos pida razón de la esperanza que hay en nosotros y quiera conocer lo que cree la Iglesia Católica», recuerdan los obispos argentinos.
La fe es el eje del contenido del Catecismo, y es conveniente tener presente su estructura en la tarea catequística, recuerdan los prelados: la fe que profesamos (el Credo), la fe que celebramos (la Liturgia, los Sacramentos), la fe que vivimos (la vida moral, las Bienaventuranzas y los Mandamientos) y la fe que se hace oración en la esperanza (la Oración, el Padre Nuestro).
De este modo, «la fe es la respuesta del hombre a Dios que se revela y se entrega a él, dando al mismo tiempo una luz sobreabundante al hombre que busca el sentido último de su vida» –(Catecismo de la Iglesia Católica 26)–, cita el documento.
«Por ello, exhortamos a todos los fieles cristianos a aprovecharse de este precioso instrumento», invitación que particularmente dirigen los obispos del país a sacerdotes, diáconos, catequistas, formadores de los seminarios, superiores religiosos, rectores de universidades católicas y responsables de educación, así como a los responsables de asociaciones de laicos y movimientos.
«Cuanto más completa y armoniosa sea la comprensión que tengan del misterio de Cristo, de la Iglesia y del Hombre (…) mediante este Catecismo –explican–, tanto más incisiva y atrayente será la presentación que hagan de dichos misterios a los hombres de nuestro tiempo, y contribuirán mejor a la formación espiritual de los cristianos que les están encomendados».
Juan Pablo II escribió que «La nueva evangelización indica que la fe no puede darse por supuesta, sino que debe ser presentada explícitamente en toda su amplitud y riqueza. Éste es el objetivo principal de la catequesis, la cual por su misma naturaleza, es una dimensión esencial de la nueva evangelización» — (Ecclesia in America 69)–, subraya el documento.
El episcopado argentino hace un llamamiento a no ahorrar esfuerzos en la renovación de la catequesis, empezando por la persona del catequista, «transformándose éste interiormente por la oración y la práctica de la vida cristiana, sin descuidar su perfeccionamiento en la pedagogía catequística, y creciendo siempre en la comprensión más profunda de la fe, a lo cual mucho le puede ayudar el estudio serio de este Catecismo».
Precisamente a los hombres y mujeres comprometidos en la catequesis, los prelados alientan a «proseguir con amor y dedicación la obra emprendida», igual que mencionan a los padres que transmiten la fe a sus hijos, a quienes recuerdan con afecto y agradecimiento ante Dios.
