Argentina: El Congreso Eucarístico insiste en la reconciliación con Dios

Según el cardenal Jorge Mario Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires

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CORRIENTES, viernes, 3 septiembre 2004 (ZENIT.orgAica).- El arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, cardenal Jorge Mario Bergoglio, llamó a abrir «nuestros corazones de par en par» para dejarse «reconciliar con nuestro Padre Dios».

En la misa que presidió en la noche del jueves en el campus de la Universidad Nacional del Nordeste, ante miles de participantes del X Congreso Eucarístico Nacional que se desarrolla en esta ciudad, el purpurado exhortó a que «cada uno abra su corazón, mirando a la Virgen, sintiendo la presencia de Jesús en la Eucaristía que, silenciosamente, acompaña a la humanidad desde hace dos mil años».

También pidió que «abramos el corazón de nuestra familia, cada uno de la suya, sintiendo latir el corazón de sus padres y hermanos, el de los esposos y de los jóvenes, el de los niños y el de los abuelos. Abramos el corazón como pueblo fiel de Dios que peregrina en la Argentina bajo el manto de la Virgen, de María de Itatí».

En una suerte de diálogo con el pueblo argentino, el cardenal Bergoglio le dijo que «estás empobrecido, parte de tu herencia la has malgastado y parte te la han robado. Es verdad. Pero te queda lo más valioso: el rescoldo de tu dignidad siempre intacta y la llamita de tu esperanza, que se enciende de nuevo cada día. Te queda esa reserva espiritual que heredaste».

«Al ir tras dioses falsos –continuó–, fuiste convirtiendo este suelo bendito en una tierra extranjera. Y hoy pareciera que se ha achicado tu horizonte, que se te encogió la esperanza. Pero no es así. Si levantas la mirada, si recuerdas, si pegas la vuelta y te conviertes de corazón, la misma tierra que pisas se irá transformando nuevamente en Casa del Padre».

«¡Es hora de que te animes a compartir con tu hermano el pan de los hijos! ¡Déjate reconciliar con Dios, contigo mismo y con tu hermano!», exclamó.

«La Eucaristía es el pan de reconciliación que va a parar a lo profundo del corazón de cada uno –explicó–. Y reconcilia y alimenta ese lugar interior donde la persona es ella misma y más que ella misma, porque es morada de Dios, donde cada corazón es el corazón de toda su familia y de su pueblo entero. Bastan unos pocos corazones así, que se dejen reconciliar a fondo, para que la reconciliación se contagie a todo un pueblo».

«Pueblo pródigo y rebelde; pueblo que sufriste en manos de salteadores; pueblo con una fuerte reserva espiritual, ¡déjate reconciliar con Dios!», exclamó.

Y concluyó encomendando «esta reconciliación que transfigura el corazón de las personas y los pueblos» a María de Itatí. “Ella te invita, pueblo de la patria: ¡déjate reconciliar con Dios!”, concluyó.

La misa fue concelebrada por los arzobispos de Corrientes, monseñor Domingo Castagna, y Rosario, monseñor Eduardo Mirás; por el obispo auxiliar de Rosario, monseñor Sergio Fenoy, y por el eparca maronita, monseñor Charbel Merhi.

Luego de la ceremonia, se rezó la oración del Congreso y un coro de más de 300 integrantes interpretó el himno oficial, acompañado emocionadamente por los miles de fieles presentes.

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ZENIT Staff

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