Argentina: El Nuncio Apostólico evoca la figura de Mons. Novak

Muere Mons. Jorge Novak, obispo de Quilmes.

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QUILMES, 11 julio 2001 (ZENIT.org).- El Nuncio Apostólico, monseñor Santos Abril y Castelló, presidió ayer por la tarde en la catedral de Quilmes, Argentina, la misa de exequias de monseñor Jorge Novak, fallecido en la madrugada del día 9 de julio, informa la agencia AICA.

Monseñor Jorge Novak era el primer obispo de Quilmes, y ha fallecido, a los 73 años, cuando estaba a punto de cumplir sus bodas de plata al frente de esta diócesis del sur de Buenos Aires. El fallecimiento se produjo en el sanatorio Modelo de Quilmes, donde días pasados había sido sometido a una operación por un tumor cancerígeno en el estómago.

En la misa se leyó el mensaje enviado por Juan Pablo II, a través de su secretario de Estado, el cardenal Angelo Sodano. El Santo Padre, “mientras ofrece sufragios por el eterno descanso del difunto prelado, que con celo y entrega pastoral ha regido durante largos años esa Iglesia particular, les otorga con afecto la confortadora Bendición Apostólica, como signo de fe y esperanza en Cristo resucitado”.
“En esta Iglesia -dijo el representante del Papa- monseñor Novak se sintió a gusto. Por ello en su testamento renueva su gratitud a su familia cristiana, a la comunidad parroquial en la que fue bautizado, a la congregación del Verbo Divino a la que pertenecía, a la comunidad diocesana de Quilmes en la que ‘se sintió acogido con actitudes de fe y de afecto’, por sus colaboradores”.

Monseñor Abril y Castelló hizo una reseña del testamento de monseñor Novak, en el que “con sentimiento de humildad pido perdón a Dios por el mal cometido y por el bien omitido, y a la Iglesia por lo que hubo en mí de falta de diálogo, de servicialidad, de espíritu de reconciliación. También a la comunidad humana y, en especial, a los hombres que en situaciones extremas de angustia (familiares de desaparecidos, familiares de combatientes en la guerra de las Malvinas, familias de desocupados, familias de los asentamientos, familias sin vivienda, niños abandonados, jóvenes toxicómanos, ancianos desesperados) esperaban justificadamente mi anuncio profético, mi presencia amiga, mi mediación valiente y servicial, y me vieron retaceando el esfuerzo y la fatiga en el ministerio del Evangelio”.

Citó luego otra parte del testamento del fallecido obispo de Quilmes, en la que pide perdón “a quienes creyeron que yo no promovía cabalmente las causas que angustian, conmueven y comprometen hoy al hombre: la verdad, la justicia, la paz”. “He querido leer ese párrafo más largo de su testamento -prosiguió el nuncio-, porque en la petición de perdón señala lo que fueron su compromiso y su interés en defensa de los derechos del ser humano, en particular los más indefensos”.

El nuncio recordó un hecho que lo “conmovió de modo particular”: “Cuando monseñor Novak partía hacia el hospital para su operación, me envió un mensaje diciendo que ofrecía su vida por el éxito del viaje del Papa a Ucrania. Es un gesto generoso que en nombre de Su Santidad agradezco profundamente. Eso define a su persona”.

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ZENIT Staff

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