El obispo de Gualeguaychú, monseñor Jorge Eduardo Lozano, en un artículo publicado ayer domingo en el diario local El Argentino, invitó a imitar el estilo del papa Francisco, sin necesidad de “vestirse de blanco, hablar italiano, ser del San Lorenzo o elegido por un cónclave de cardenales”. Pues “si todos fuéramos más austeros, sobraría la comida y se distribuiría mejor, todos podrían tener casa digna y una vida como Dios manda”. Así “lograríamos una Argentina distinta”.
El presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social destacó también “la coherencia entre su enseñanza y la vida austera que lleva, la sencillez de sus palabras que llegan al corazón, y la firmeza de sus convicciones y decisiones”.
Consideró positivo que el papa Francisco haya sido indicado como ‘el hombre del año’ por varias publicaciones, así como su empeño por la justicia, los pobres y la vida, y de haber evitado con su vigilia de ayuno y oración que se agravara la guerra en Siria.
“De él resaltan su liderazgo mundial en la búsqueda de la paz y la justicia, haber evitado en este sentido la invasión armada a Siria, y ser un referente para jefes de Estado y responsables de los organismos más diversos».
«Se destaca –escribe en su columna– también la coherencia entre su enseñanza y la vida austera que lleva, la sencillez de sus palabras que llegan al corazón, y la firmeza de sus convicciones y decisiones”.
El obispo de Gualeguaychú recordó que “han sido conmovedores sus gestos de ternura y cercanía con los pobres y enfermos. Él mismo es buena noticia para la humanidad. Nos va acercando a todos los cristianos a vivir más a fondo el Evangelio. Nos guía hacia Jesús”.
Consideró que “tal vez Francisco sea el único argentino en serlo por décadas o siglos. Pero todos podemos alcanzar esas cualidades que tanto se valoran en el cardenal Jorge Bergoglio como sucesor del apóstol San Pedro”.
Recordó que hoy 30 de diciembre, se cumple un nuevo aniversario de la del incendio de la discoteca Cromañón en la que murieron 194 jóvenes y le pidió al papa Francisco unirse “en la oración pidiendo a Dios el don del consuelo y la paz para tantas familias y amigos de quienes fueron arrebatados de este mundo por la muerte temprana”.
