Argentina: Más de un millón de fieles en la peregrinación juvenil al santuario de Luján

Bajo el lema «Madre, ayúdanos. Queremos ser un solo pueblo»

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BUENOS AIRES, jueves, 7 octubre 2004 (ZENIT.org).- Una petición de unidad orientó los pasos de más de un millón de fieles, en su mayoría jóvenes, que peregrinaron el fin de semana pasado al santuario mariano de Nuestra Señora de Luján, en Buenos Aires (Argentina).

El pueblo argentino «hunde sus raíces en un anhelo de fraternidad y deseo de familia», dijo el arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, el cardenal Jorge Bergoglio, al presidir la Misa de conclusión de esta la 30ª Peregrinación Juvenil a pie convocada bajo el lema «Madre, ayúdanos. Queremos ser un solo pueblo».

De acuerdo con la prensa del país, la policía bonaerense estimó que este año se superó ampliamente el millón de peregrinos, si bien la Comisión archidiocesana de Piedad Popular, organizadora de la peregrinación, no ofreció cifras al respecto.

Jóvenes y estudiantes en su mayoría participaron en esta peregrinación de 65 kilómetros que separan el santuario de San Cayetano, en el barrio porteño de Liniers, de la Basílica de Nuestra Señora de Luján.

También se destaca el gran número de fieles que participó en la Eucaristía que presidió el purpurado y concelebraron una decena de obispos de la provincia de Buenos Aires.

El arzobispo de Mercedes-Luján, monseñor Rubén Di Monte, se encargó de acoger a los cientos de miles de peregrinos que iban llegando hasta la «Casa de la Madre» y agradeció la multitudinaria participación de los que acudieron «ininterrumpidamente desde el sábado por la mañana» –cita «Aica»– y seguirían llegando hasta la noche del domingo, «los que vienen a rezar por la patria, por ustedes, los jóvenes, y por aquellos que viven en este suelo, sean o no argentinos».

En las intenciones de la Misa se pidió a la Virgen Gaucha por los jóvenes que sufren y para que «aleje la violencia y la muerte en todas sus formas».

«Hace 30 años la juventud peregrinaba hasta aquí pidiendo por la Patria. Hoy nos une ese mismo sentimiento: querer ser un solo pueblo. Y aquí estamos juntos recibiendo los mismos cuidados de la Madre. Ella es la Madre de todos, sin diferencias», expresó el primado de la Argentina en durante la Misa.

«Hoy venimos a decirle a la Madre que queremos ser un solo pueblo –continuó el cardenal Bergoglio en su homilía ante una multitud de jóvenes–; que no queremos pelearnos entre nosotros; que nos defienda de los que quieren dividirnos».

«Que queremos ser familia y que para eso no necesitamos de ninguna ideología revanchista que pretenda redimirnos –añadió–. Nos basta su cariño de Madre, a Ella le pedimos, “Madre queremos ser un solo pueblo”».

«Sabemos que María después de la cruz cargó el cuerpo de Jesús. Es un momento triste y sagrado que al recordarlo nos da esperanza, porque es el cariño grande de nuestra querida Madre. Aquí está la grandeza de Dios», explicó el arzobispo de Buenos Aires.

Y es que «en los momentos donde todo parece que se va a perder, que todo se viene abajo, Dios manifiesta el amor en su mayor grandeza, el que nos hace fuertes –prosiguió–. Es el amor que hoy nos llevamos en el corazón, es la bendición que nos llena y hace que nosotros también carguemos con tantos hermanos nuestros que, a la vuelta de esta visita, seguramente tendremos que levantar».

«Que nada nos separe de todo esto que tanto creemos –exhortó–. Que nadie venga a engañarnos ni a dividirnos».

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ZENIT Staff

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