Argentina: Obispos de la Patagonia exhortan a la protección del medio ambiente

En un mensaje para la próxima Navidad

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NEUQUÉN, viernes, 11 diciembre 2009 (ZENIT.org).- Los obispos de las diócesis de la región Patagonia-Comahue, Argentina, han hecho público un mensaje para la próxima Navidad, en el cual hacen un llamamiento a la protección del medio ambiente y el sostenimiento de la dignidad humana.

Los obispos de la región patagónica argentina señalan que “la familia humana necesita una casa a su medida, un ambiente donde vivir sus propias relaciones. Esta casa es la tierra, el ambiente que Dios Creador nos ha dado para que lo habitemos”.

Recuerdan las palabras de Benedicto XVI: “Cuando Dios, con la creación, ha dado al hombre las llaves de la tierra, espera de él que sepa usar de este gran don haciéndolo fructificar en modo responsable y respetuoso”.

El mensaje añade que “solamente así, con responsabilidad y respeto, esa naturaleza que nos alberga y que hemos recibido como un don será capaz de ser la casa de nosotros y de nuestros descendientes. Existen dos formas de relacionarse con la creación: usarla de manera respetuosa, para que nos conceda lo necesario para la vida, o explotarla de forma irresponsable, para sacarle todo lo que tiene y dejarla inservible y nociva para las futuras generaciones”.

Los prelados señalan que “en la vida cotidiana cuando alguien puede llegar a tener una casa propia se esmera para hacerla habitable, trata de mejorarla cada día y no permite que alguien la arruine o destruya”.

“Así tendría que ser nuestra relación con la naturaleza que nos cobija –exhortan–, tanto más para aquellos que vivimos en este rincón maravilloso del planeta: la Patagonia. Un lugar ciertamente muy codiciado por ser aún natural, por no haber sido dañado por la mano del hombre, por ser uno de los reservorios de agua dulce más importante del mundo”.

Los firmantes del mensaje se preguntan: “¿Qué intenciones pueden inspirar a ciertos proyectos que terminan transformando una naturaleza llena de vida en tierra de muerte?”.

Y responden: “La explicación posible parece ser la búsqueda del lucro inmediato sin alguna preocupación por el futuro”.

“Esta actitud –afirman- no tiene en cuenta ‘el bien común’ y prioriza el interés de unos pocos en desmedro de las necesidades de la familia humana de hoy y de mañana”.

Y añaden: “Constatamos que con frecuencia las empresas que obran así son multinacionales, que hacen aquí lo que no se les permite en países desarrollados o del llamado primer mundo. Generalmente al cesar sus actividades y al retirarse dejan grandes pasivos humanos y ambientales, como la desocupación, pueblos sin vida, agotamiento de algunas reservas naturales, deforestación, empobrecimiento de la agricultura y ganadería local, cráteres, cerros triturados, ríos contaminados y algunas pocas obras sociales que ya no se pueden sostener”.

El mensaje señala que “la pesca y la minería son actividades necesarias, nobles y dignas de ser aprobadas, siempre que se ejerzan evitando la depredación impune y la contaminación. Hay que cultivar la tierra, sin intoxicarla y sin agotarla. Todas las actividades productivas y extractivas, deben respetar un determinado orden inscrito en las leyes y en la finalidad de la naturaleza para que no se vuelvan contra el hombre”.

“Debemos entonces ser conscientes –añade- y estar preocupados por las consecuencias de la actividad del hombre, sobre los frágiles equilibrios del planeta. La afirmación del Evangelio que estamos comentando, es dramática y muy triste: ‘no había lugar’, más dramática y triste cuando es producto del egoísmo humano y de una ausencia total de solidaridad”.

El mensaje de Navidad está firmado por los obispos Virginio D. Bressanelli, de Comodoro Rivadavia; Esteban M. Laxague, de Viedma; Fernando C. Maletti, de San Carlos de Bariloche; Marcelo A. Melani, de Neuquén; Néstor H. Navarro, del Alto Valle del Río Negro; Juan C. Romanín, de Río Gallegos; y José Slaby, de la Prelatura de Esquel.

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ZENIT Staff

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