Arrecia la persecución de cristianos en China

Las autoridades intensifican la línea dura

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PEKÍN, 11 de septiembre de 2004 (ZENIT.org).- China parece determinada a restringir la expansión del cristianismo en el país. Las autoridades están ahora usando las mismas tácticas contra las Iglesias cristianas que emplearon para aplastar el movimiento espiritual Falun Gong, informó el 27 de julio el Wall Street Journal.

La campaña, ordenada a fines del año pasado por los líderes políticos chinos, según el Journal, está siendo llevada a cabo por una parte del destacamento que coordinó la campaña contra Falun Gong. El principal foco se encuentra en las zonas rurales, donde está aumentando el fervor religioso.

«La extensión del cristianismo preocupa verdaderamente al gobierno, por los que se ha convertido en un objetivo», declaraba al Wall Street Journal Kang Xiaoguang de la Academia de Ciencias China.

El gobierno apunta a los que denomina «cultos», que son descritos de modo libre. En la práctica, el término se aplica a cualquier grupo que no haya recibido el permiso oficial para operar. Aparte de la continua persecución a los grupos católicos que no se someten al control oficial, el gobierno está particularmente preocupado por los grupos evangélicos y protestantes, que se han expandido rápidamente.

Crónica de la persecución
Dos organizaciones activas en documentar la persecución religiosa, el Center for Religious Freedom, una sección de Freedom House, y Compass Direct, han recogido noticias sobre la campaña de las autoridades de un amplio abanico de fuentes. Entre los informes de los pasados meses se encuentran los siguientes sucesos:

— 22 de julio. Más de 100 líderes religiosos son arrestados en la provincia occidental de Xinjiang. Los arrestos tuvieron lugar durante un encuentro organizado por la Iglesia de Ying Shang, una gran red de hogares iglesia cuya cabeza se encuentra en la provincia de Anhui. Los arrestos tuvieron lugar poco después de que 40 líderes de la iglesia-hogar fueran arrestados cuando asistían a un seminario de formación en la ciudad de Cheng Du, en la provincia de Sichuan.

— 19 de julio. Las autoridades chinas detuvieron e interrogaron al líder de la iglesia-hogar, Samuel Lamb, tras los servicios religiosos del 13 de junio. Diez de sus colaboradores fueron también detenidos e interrogados. Ésta es la primera vez en 14 años que las autoridades chinas toman medidas represivas contra Lamb, que se informa que recibe a 3.000 fieles a la semana en su lugar de reunión en Guangzhou.

— 5 de julio. Una mujer de 34 años fue golpeada en la cárcel hasta la muerte el día de su arresto por haber repartido biblias en la provincia de Ghizhou. La policía arrestó a Jiang Zongxiu el 18 de junio por sospechas de «esparcir rumores e incitar a disturbios de orden social», según la prensa local. Su suegra, Tan Dewei, fue arrestada con Jiang pero fue puesta en libertad más tarde. Ella explicó que la policía golpeó a Jiang repetidamente durante el interrogatorio.

— 23 de junio. El Vaticano protestó a China con dureza por la detención de tres obispos católicos –uno de ellos de 84 años- el mes anterior. La declaración consideraba el arresto de los obispos «inconcebible en un país basado en las leyes». El obispo de 84 años de Xuanhua fue arrestado el 27 de mayo. Otros dos obispos, de Xiwanzi y Zhengding, fueron detenidos durante algunos días en junio.

— 24 de mayo. Gua Xianggao, un profesor del grupo de la iglesia-hogar, fue golpeado hasta la muerte por los funcionarios de la Oficina de Seguridad Pública.

— 16 de mayo. Dos sacerdotes católicos, Lu Genjun y Cheng Xiaoli, fueron arrestados el 14 de mayo en An Guo, provincia de Hebei, por la policía de seguridad del gobierno. Los sacerdotes estaban a punto de comenzar las clases para los cursos de planificación familiar y teología moral. El padre Lu había sido arrestado previamente el Domingo de Ramos de 1998 por un corto periodo. Fue arrestado otra vez poco después de la Pascua del 2001 y detenido durante tres años.

— 10 de mayo. Los cristianos chinos proporcionaron evidencias de la persecución en un encuentro especial convocado por la Comisión de Derechos Humanos de la ONU en abril. Los testigos testificaron sobre apaleamientos, torturas y hostigamiento. Los miembros femeninos de la Iglesia del Sur de China también dieron testimonio de torturas y asaltos sexuales a manos de los oficiales de policía. Sus evidencias se apoyaban en documentos y en un vídeo que mostraba la destrucción de una iglesia en la provincia de Zhehiang.

Temor a la religión
Una mirada profunda a las razones que están detrás de la persecución del gobierno contra los grupos religiosos fue publicada el 31 de marzo por la organización de derechos humanos con sede en Noruega, Forum 18. El Décimo Congreso Nacional del Pueblo, que concluyó en Pekín el 14 de marzo concluía con una enmienda a la constitución china, estableciendo que «el estado respeta y salvaguarda los derechos humanos».

Forum 18 observaba que esta nueva disposición levantó escepticismo entre los comentaristas, dado que la constitución ya contenía garantías de protección de los derechos humanos. Estas garantías no han impedido violaciones pasadas.

De hecho, el informe observaba que el 5 de marzo, el mismo día en que se abrió el Congreso, fue arrestado el obispo de Qiqihar en la provincia de Heilongjiang, Mons. Wei Jingyi. Y el mismo día, la policía arrestó, detuvo y golpeó a Hua Huiqi, un líder oficioso de la iglesia-hogar en Pekín.

Un factor importante tras la represión, según Forum 18, puede encontrarse en la ideología comunista. La política oficial prohíbe que los miembros del Partido Comunista se adhieran a ninguna creencia religiosa o participen en actividades religiosas.

E incluso aunque la ideología comunista ya no es tan popular, en noviembre del año pasado un artículo en el Diario del Pueblo, el periódico de Partido Comunista, titulado «Un Estudio Histórico de la Teoría y Política sobre la Religión del Partido Comunista en China», condenaba la religión.

«Mantener la oposición fundamental en la visión del mundo entre marxismo y religión», indicaba el artículo, «es, por supuesto, esencial para mantener la oposición fundamental entre la ciencia y la religión. La religión es una reflexión ilusoria e inversa del mundo externo, mientras que la tarea de la ciencia es comprender el mundo objetivo en concordancia con la realidad, abogando por la búsqueda de la verdad de los hechos y persiguiendo la verdad objetiva».

Forum 18 afirmaba que el gobierno teme a la religión porque representa una amenaza a la capacidad del Partido Comunista para movilizar a las masas, especialmente el campesinado. Los funcionarios estiman que hay por lo menos 100 millones de creyentes de todos los credos en China, y las autoridades están preocupadas por el hecho de que las religiones puedan repetir lo que ocurrió en el pasado, cuando la religión fue un factor clave en las revueltas populares.

Preocupación por los derechos humanos
China también continúa manteniendo estrictos controles sobre la expresión y organización políticas. Una nota de prensa del 14 de abril de Amnistía Internacional (AI) subrayaba algunas de las preocupaciones sobre los derechos humanos en China.

— Campaña contra los usuarios de Internet: a finales de marzo, al menos 60 personas fueron detenidas y encarceladas por acceder o hacer circular información políticamente sensible en Internet. Según AI, la censura de Internet practicada por el gobierno chino es la más dura del mundo, y muchos de los controles más estrictos han sido puestos en marcha desde el 2000.

— Pena de muerte: China continúa ejecutando a más personas que todo el resto del mundo en conjunto. Las ejecuciones son llevadas a cabo tras juicios que están lejos de las garantías internacionales de un juicio justo. AI declaraba que la pena de mu
erte continúa utilizándose de modo extensivo y arbitrario como resultado de la interferencia política. Y la gente continúa siendo ejecutada incluso por crímenes no violentos como fraudes tributarios e incitación a la prostitución.

— Tortura, juicios injustos y detención administrativa: Los malos tratos siguen ampliamente extendidos en las comisarías de policía, prisiones y campos de trabajo. Asimismo, a los acusados tanto de delitos políticos como criminales se les sigue denegando el debido proceso y el acceso a los detenidos por parte de los abogados y los miembros de sus familias está severamente restringido. El progreso económico de China en los últimos años tiene todavía que igualarse con avances en la libertad religiosa y política.

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ZENIT Staff

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