Arzobispo Celli: Dios tiene un papel en la esfera mediática

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DALLAS, lunes, 9 febrero 2009 (ZENIT.org).- Dios tiene un papel en los medios y la Iglesia debería evangelizar a las almas a través de todos los medios de comunicación actuales, sostiene el presidente del Consejo Pontificio de las Comunicaciones Sociales.

El arzobispo Claudio Maria Celli lo afirmó en una intervención sobre «El papel de la comunicación es de masas en la evangelización», durante una conferencia promovida por la «New Evangelization of America», concluida el 1 de febrero.

El presidente del dicasterio vaticano habló de la naturaleza interrelacional del Dios trinitario, como base teológica para comprender la importancia de la comunicación, subrayando que esta última «no es sólo otra actividad de la Iglesia, sino la verdadera esencia de su vida».

«La comunicación de la buena noticia del amor de Dios para todos los hombres, como está expresada en la vida, muerte y resurrección de Jesucristo, es lo que unifica y da sentido a todos los otros aspectos de la vida de la Iglesia», observó.

Según el prelado, sin comunicación no hay evangelización y los medios de comunicación que están emergiendo deberían ser usados a tal fin. Por esto, subrayó la importancia de estar preparados tanto a nivel técnico como cultural.

El arzobispo explicó que «hay dos dimensiones de esta necesaria atención cultural: en primer lugar, es importante que el comunicador o el evangelizador conozca la cultura general del propio público –conocer sus preocupaciones, temores y esperanzas–; en segundo lugar, debe tener familiaridad con los desafíos culturales específicos presentados por el ambiente de los nuevos medios cuando los cambios de la tecnología han provocado modificaciones significativas en las tendencias de consumo de los mismos medios».

El prelado expresó su esperanza respecto al contexto cultural, visto que los hombres son creados a imagen de Dios, independientemente del hecho de que lo reconozcan.

«Habiendo sido creados a imagen y semejanza de Dios, está arraigado en la naturaleza humana el deseo de ser amados y de amar. Esta intuición me da una confianza absoluta en el hecho de que el mensaje central del Evangelio seguirá resonando en el corazón de los hombres», dijo.

«Nuestra misión –añadió– es llevar la buena noticia del infinito amor de Dios a todos nuestros hermanos y hermanas, como el mayor servicio que les podemos hacer».

«Nuestra evangelización no tiene que ver nunca con nuestros números o una mayor influencia, sino que se preocupa de liberar a la gente de los falsos dioses que pueden invadir su existencia de modo simple y furtivo».

El presidente del dicasterio vaticano subrayó la necesidad de «hacer frente a la cultura mediática específica que está naciendo en el contexto de la actual revolución de las tecnologías de la comunicación».

Por esto, habló del reto planteado a la Iglesia para que considere «cómo tratará de comunicar su mensaje en la nueva cultura de las comunicaciones que está emergiendo».

La lógica de las comunicaciones, añadió, «ha sido radicalmente modificada: la atención sobre los medios ha sido sustituida por una concentración en el público, que es cada vez más autónomo y deliberativo en su consumo mediático».

El arzobispo recordó la necesidad de estudiar los nuevos modelos sobre el uso de los medios, su efecto sobre el público y el desarrollo de formas dialógicas o interactivas de «enseñanza y presentación».

Las comunidades y las redes, observa, se forman a través de Internet y crean un «continente digital» en el que «casi un tercio de la humanidad» se reúne para «buscar informaciones, expresar los propios puntos de vista y crecer en la comprensión».

«Dios y la religión no están excluidos de esta esfera mediática, al contrario, tienen ambos un nuevo papel social en ella, y son argumentos de debate en una especie de ‘búsqueda de sentido global'».

«La Iglesia es parte de este coro, una voz entre otras, que proclama la imagen de Dios que el Señor Jesús reveló en el Evangelio».

El arzobispo Celli reconoció la presencia de la Iglesia en este «continente», a través de los sitios en Internet de las organizaciones y diócesis católicas, los blog de sacerdotes y religiosas y otras páginas web.

«Debemos desarrollar una presencia más estratégica –comentó–. Debemos asegurar una presentación más eficaz, articulada y cohesionada de la Buena Noticia. Hay que promover la comunión entre los millares de iniciativas que están ya emergiendo».

«Cada uno tiene su carisma específico pero cada uno está llamado a reflejar la misión universal de la Iglesia», exhortó.

En este sentido, recordó un nuevo proyecto desarrollado por el Consejo Pontificio: una base de datos de las radios y televisiones católicas en cuanto a difusión y producción, Intermirifica.net.

«Se espera ampliar también la base de datos incluyendo listas de ‘podcast’ católicos, agencias de noticias, diarios y departamentos de comunicación de las universidades católicas».

El arzobispo concluyó su intervención poniendo el ejemplo de san Pablo, «cuyo empeño en la proclamación de la Buena Noticia a todos los pueblos le llevó no sólo a viajar incansablemente, sino a esforzarse de modo desinteresado en comprender a quienes quería evangelizar».

«El empeño de llegar a los demás exige la voluntad de cambiar para ser más claros y testigos más auténticos de la fe que proclamamos», concluyó.

Traducido del italiano por Nieves San Martín

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ZENIT Staff

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