Arzobispo de EEUU ve “graves deficiencias” en la reforma sanitaria

Lamenta que grupos católicos se opusieran a los obispos

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DENVER, viernes 2 de abril de 2010 (ZENIT.org).- El arzobispo de Denver, Charles Chaput, expresó su decepción con la legislación sobre asistencia sanitaria presentada en el Congreso, y con los llamados grupos católicos que la están apoyando en oposición a los obispos de los Estados Unidos.

Lo hizo en una columna titulada “Un mal proyecto de ley y cómo llegó”, publicada el 24 de marzo en el Denver Catholic Register.

“A medida que la legislación federal de asistencia sanitaria avanza hacia convertirse en ley, necesitamos extraer varias lecciones de los acontecimientos de las últimas semanas y meses”, indicó.

“El proyecto de ley aprobado por la cámara el 21 de marzo es un fracaso de la legislación decente”, afirmó.

“Sigue siendo poco ética y defectuosa en todas las cuestiones sobre las que advirtieron los obispos de los Estados Unidos y los grupos provida durante los últimos siete meses”, continuó.

Y añadió que “el decreto prometido por la Casa Blanca para prohibir el uso de fondos federales para el aborto no resuelve los muchos problemas del proyecto de ley, razón por la que los obispos no veían en él -y siguen sin verlo- una solución real”.

El Presidente de los Estados Unidos Barack Obama se comprometió a emitir un decreto que dejaría constancia de que existiría una ley que prohíba los fondos federales para abortos, un acuerdo que muchos consideraron que era simplemente una negociación técnica para ganar más votos para el proyecto de asistencia sanitaria.

El arzobispo también destacó que “los decretos pueden rescindirse o volver a interpretarse en cualquier momento”.

Mala voluntad

“Algunos congresistas actuales han mostrado ya un modelo de fraude, mala voluntad y obstinación en las cuestiones morales implicadas en esta legislación, y el historial de la Casa Blanca en mantener sus promesas respecto a las cuestiones relacionadas con el aborto no inspira confianza”, añadió.

“El hecho de que líderes del Congreso concedieran esta concesión modesta e inadecuada sólo en el último momento, y sólo para forzar la aprobación de este proyecto de ley profundamente defectuoso, no debería consolar a nadie”, escribió.

El prelado afirmó que “la combinación de presión y desinformación usada para romper el testimonio provida en este proyecto de ley entre los miembros demócratas del Congreso -a pesar de la fuerte resistencia a esta legislación que se mantiene entre los votantes de los Estados Unidos- debería acabar con cualquier comentario de líderes de Washington sobre el servicio al bien común o la búsqueda de un terreno común”.

“En muchos momentos durante los pasados siete meses”, afirmó el prelado, “los líderes congresistas podrían haber resuelto las graves cuestiones morales inherentes a esta legislación”.

“No lo hicieron -recordó-. Ahora ningún aluvión de palabras tranquilizadoras puede borrar ese hecho”.

El arzobispo opinó que en este tema, “grupos que se autodenominan “católicos” han hecho un flaco favor a la justicia, a la Iglesia y a las necesidades éticas de la gente estadounidense al despreciar el liderazgo y el testimonio de sus propios obispos”.

Decepción

Y continuó: “Para grupos como Catholics United, esto no sorprende. En sus efectos, si no con una intención formal, este tipo de grupos existe para favorecer los intereses de un grupo político concreto”.

“Tampoco resulta de interés periodístico si viene de una organización como Network, que -sea cual sea la naturaleza de su buen trabajo- rara vez ha demostrado demasiado entusiasmo por una definición de “justicia social” que incluya los derechos de los no nacidos”.

“Pero las acciones de la Catholic Health Association (CHA) al mostrar un mensaje público intencionado contrario a los obispos fueron a la vez sorprendentes y profundamente decepcionantes; y también realmente dañinas”, escribió el arzobispo Chaput.

“En los cruciales días finales del debate sobre la legislación de asistencia sanitaria, grupos de presión de la CHA actuaron directamente contra los esfuerzos de los obispos estadounidenses para aproximarse a miembros del Congreso.

“La mala ley que ahora afrontamos, se la debemos en parte a los esfuerzos de la Catholic Health Association y a similares organizaciones ‘católicas’”, constató.

El prelado tuvo palabras de reconocimiento para los “miles de fieles católicos normales, de los dos partidos políticos”, que “han trabajado duro durante los últimos siete meses para impulsar una reforma sanitaria sensible y legítima”.

“Si esos esfuerzos parecen haber fracasado, los fieles católicos no tienen la culpa -dijo-. Esa responsabilidad se encuentra en otra parte”.

El arzobispo expresó su gratitud a todos “los que han trabajado tanto en este tema por amor al pueblo de Dios y fidelidad a su fe católica”.

Y concluyó asegurando que no importa lo que pase: “este tipo de esfuerzo nunca es en vano”.

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ZENIT Staff

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