Arzobispo de Lahore: La detención de otro cristiano, nuevo obstáculo a la armonía en Pakistán

Pide la derogación de la «Ley de la blasfemia», que apunta ahora contra Younis Masih

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LAHORE, jueves, 15 septiembre 2005 (ZENIT.org).- El arzobispo de Lahore, monseñor Lawrence John Saldanha, ha condenado la última detención de un cristiano en Pakistán por presunta blasfemia y ha vuelto a pedir la derogación de «esta ley discriminatoria».

El prelado calificó el arresto de Younis Masih –el sábado pasado, acusado de haber ofendido a Mahoma— como un episodio «contraproducente para Pakistán mismo, porque agrava la mala reputación del país y perjudica las iniciativas hacia la comprensión, la armonía y el diálogo interreligioso» en declaraciones a «AsiaNews».

De 40 años, Younis Masih fue detenido por la policía el 10 de septiembre. Presuntamente habría utilizado la víspera términos despreciativos hacia el profeta Mahoma durante cantos qawali (un estilo musical que repite versos sobre los profetas y los santos del Islam). Los cantos habían sido arreglados por otro cristiano en la zona de Chungi Amer Sidhu (Lahore).

Younis fue golpeado primero por una multitud de cristianos locales que pretendían que se disculpase, y después por un grupo de musulmanes ofendidos.

Unos doscientos hombres armados de palos rodearon la noche del 10 de septiembre el mando de la policía local reclamando la apertura de un caso de blasfemia contra Younis. La multitud amenazaba con no moverse del lugar hasta lograr lo que pedía.

Además un grupo de musulmanes dañó la casa del detenido y golpeó a su esposa.

A día siguiente medio centenar de familias cristianas abandonó la zona por temor a represalias y ataques de extremistas.

Según las fuerzas del orden, al vida de Younis estaba en peligro, aunque se encontraba en comisaría. Tras su confesión fue trasladado a la cárcel de Kot Lakhpat.

La ley de la blasfemia se refiere a dos secciones del Código de Procedimiento Penal Pakistaní (295.b y 295.c) que condenan las ofensas al Corán o al nombre del Profeta. La pena prevista llega a cadena perpetua, pero la ley se utiliza a menudo para vengarse de adversarios políticos o enemigos personales, por parte de musulmanes integristas, o para venganzas privadas.

En Pakistán el año pasado el Parlamento aprobó una ley dirigida a reducir el alcance de las restrictivas leyes de la blasfemia. La enmienda a la ley significa que los funcionarios de policía tendrían que investigar las acusaciones de blasfemia para asegurarse de que están bien fundadas, antes de que se presenten cargos criminales.

Advierte monseñor Saldanha que «modificar la ley sobre la blasfemia no sirve; los extremistas siguen utilizándola para sus fines personales buscando castigar a los presuntos responsables detenidos sin pruebas o investigaciones».

«Esta ley crea un sentimiento de miedo e inseguridad entre las minorías y la Iglesia pide su completa derogación», manifestó.

Comparte esta opinión la Alianza de Minorías de todo Pakistán («All Pakistan Minorities Alliance», APMA), la Comisión Nacional Justicia y Paz y otros grupos de la sociedad civil.

El presidente de APMA, Shabbaz Bhatti, ha pedido al gobierno la formación de una Comisión judicial para investigar el caso «abierto sin ninguna prueba contra Younis».

Igualmente subraya que ninguno de los atacantes de la casa de este hombre ha sido detenido. Como ya ha hecho en numerosas ocasiones, Bhatti sigue denunciando los «abusos de esta ley» que en Pakistán golpea no sólo a las minorías, sino también a los propios musulmanes.

«El de la blasfemia es un concepto vago –alerta— y esta ley se utiliza tanto para disputas privadas como para enemistades interreligiosas».

La mayoría de las veces los acusados de blasfemia y sus familias corren peligro de muerte a causa de los extremistas, decididos a tomarse la justicia por su mano.

Los cristianos representan en Pakistán un 2,5% en un país de 155 millones de habitantes con un 97% de musulmanes (suníes en su mayor parte; chiíes un 20%). En el país hay 1,2 millones de católicos.

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ZENIT Staff

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