Arzobispo de Mosul: desplazados sin agua ni electricidad

Renuevan el llamado a la oración por todo el pueblo iraquí, así como para las monjas y niños raptados por las milicias islamistas

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El arzobispo caldeo de Mosul, en el norte de Irak, monseñor Shimoun Emil Nona, indicó en declaraciones a Asia News, que falta agua, electricidad, y la situación sigue siendo dramática.

En el norte de Irak unas 500 mil personas, cristianos y musulmanes, han huido el mes pasado, causando una crisis humanitaria, económica y política. El prelado dijo que «la Iglesia está en la construcción de pozos para extraer agua del subsuelo», hechos «al menos ocho» en estos días, «pero no son suficientes» para satisfacer las necesidades de todos, aunque «es mejor que nada». La electricidad se distribuye «dos a cuatro horas al día», para el resto se trata de hacer cuanto es posible, gracias a la utilización de generadores. 

El prelado, activo desde el primer día en la prestación de apoyo a las personas desplazadas, deja en claro que los pozos de agua excavados por la comunidad local», son utilizados por todas las personas, musulmanes y cristianos, sin distinción de ningún tipo». La obra de la Iglesia, añade, «no es sólo para los cristianos, sino para todos los habitantes, los musulmanes y los miembros de otros grupos étnicos.»

Nona renueva el llamado a la oración por todo el pueblo iraquí, así como para las monjas y niños raptados por las milicias islamistas. «No hay innovaciones sustanciales sobre el secuestro», dijo el prelado, quien aboga extrema precaución y cuidado a unos y otros para salvaguardar la vida de los rehenes. 

En este momento el Patriarca de la Iglesia caldea Mar Louis Raphael I Sako –que recientemente ha lanzado un llamamiento para la liberación de las monjas y huérfanos en manos de la Isis– ha dejado Bagdad por Bruselas, aceptando la invitación lanzada por Ayuda a la Iglesia Necesitada. Su Beatitud ha programado reuniones oficiales con el Consejo de Obispos de Europa y con el Parlamento Europeo, para discutir la situación en el país y las posibles intervenciones para contener la emergencia, en particular la relativa a los refugiados y personas desplazadas. Acompañan a Mar Sako monseñor Boutros Moshe, obispo siro-católico de Mosul y monseñor Yousif Toma S.J, obispo caldeo de Kirkuk. 

Mientras tanto, los rebeldes del Estado Islámico de Irak y el Levante (Isis, formación jihadista sunní ya vinculado a Al-Qaeda) han tomado el control de una antigua fábrica de armas químicas; la confirmación proviene de fuentes oficiales de Bagdad, en una carta a las Naciones Unidas en la que admite no poder cumplir la promesa de destruir las armas químicas. El complejo de Muthanna, en el noroeste de Bagdad, sigue siendo el hogar de una parte del arsenal del régimen de Saddam Hussein (buscado durante años y nunca descubierto por los Estados Unidos). Según Washington y la ONU el material se deteriora y los islamistas no podrían usarlo u obtener ojivas químicas. El hecho es que la milicia, después de haber ganado importantes instalaciones petroleras, tales como el centro de Baiji, al norte de la capital, y sitiado una presa cerca de Haditha, estratégica para la nación, se centran en el armamento y material de guerra, que alguna vez estuvo a disposición del régimen. 

En una carta dirigida al Secretario General Ban Ki-moon, el embajador iraquí en las Naciones Unidas a la Alhakim Mohamed Ali dijo que los militantes han conquistado la totalidad de Muthanna el 11 de junio, después de haber desarmado a los guardias del sitio. Los funcionarios de seguridad confirmaron el «saqueo de los equipos y otros dispositivos» y añadió que el gobierno va a desmantelar el arsenal «tan pronto como se recupere el control de la instalación». A partir de la información oficial resulta que se almacenaba en el sistema al menos 2.500 cohetes con diversos productos químicos, incluyendo el infame gas sarín y mostaza. Fuentes de la ONU indican que, en el mes de junio, al menos 2.417 iraquíes, entre ellos 1.513 civiles, han muerto «en actos de violencia o de terrorismo». Más de un millón de personas han huido de sus hogares a causa de los combates entre el ejército y las milicias islamistas.

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ZENIT Staff

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