BANGALORE, miércoles, 6 septiembre 2006 (ZENIT.org).- Lejos de ser una actividad filantrópica, la atención al necesitado es un cometido para la Iglesia, según ha tenido ocasión de subrayar el presidente de la Comisión episcopal india para la pastoral de la salud.
El arzobispo Bernard Moras –de Bangalore- hizo esta distinción ante los responsables de la Sociedad de San Vicente de Paúl (SSVP) -formada por laicos- en la India el sábado pasado.
«Como vicencianos participáis en cada cometido de la Iglesia, difundiendo la Buena Nueva. La evangelización no es sólo dar pan o ayuda financiera», apuntó, como ha recogido la Conferencia de los Obispos Católicos de la India (http://www.cbcisite.com).
«Compartís todo cometido de la Iglesia. Éste es el compromiso que debéis tener. Y el Señor os elogiará, como en el Evangelio: «Ven, siervo bueno y fiel»», insistió a los participantes del Consejo Nacional de la SSVP.
Cerca de setenta presidentes de los Consejos Centrales de la SSVP, además de delegados de todo el país, acudieron a las dos recientes jornadas de encuentro celebrado en Bangalore.
Ante la asamblea, el arzobispo Moras añadió: «Dios nos da diferentes talentos y quiere que le estemos agradecidos. A la Sociedad de San Vicente de Paúl la Iglesia le ha confiado la atención de los enfermos, pobres y marginados».
Cuatro décadas lleva el padre Lawrence Noronha con los vicencianos, y es el asesor espiritual del Consejo de Bangalore. «Tanto desde el punto de vista espiritual como social, estáis haciendo un buen trabajo», dijo a los presentes.
«Como laicos estáis sacrificando vuestro tiempo, recursos económicos y energías para elevar a los pobres y necesitados a través de la educación y del crecimiento espiritual», reconoció. Y describió a los miembros de la SSVP como «verdaderos misioneros de la caridad».
La Sociedad de San Vicente de Paúl nació en París 1833 por iniciativa del entonces estudiante de Derecho –de 22 años-, el beato Federico Ozanam. Se asumió enseguida aquella denominación por el santo elegido como patrono.
Fue reconocida en 1845 por la Santa Sede con breve de Gregorio XVI. Como Organización No Gubernamental (ONG) tiene estatuto consultivo ante la UNESCO.
El carisma de la SSVP se expresa entre los pobres y los marginados, así como en la aportación a la promoción del hermano que sufre, a la luz del mensaje evangélico y de la doble herencia de San Vicente de Paúl y del beato Federico Ozanam.
Presente en más de 130 países, la SSVP trabaja para sostener proyectos de formación, de educación y de desarrollo, lleva adelante estructuras sanitarias, de acogida y de servicio social, centros para la infancia, la juventud y formación profesional, hospicios, centros para madres solteras o mujeres en dificultad, centros para la rehabilitación de encarcelados, e institutos para discapacitados físicos y mentales, entre otras muchas iniciativas.
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