Asesinada una misionera laica en Somalia

La doctora Annalena Tonelli llevaba 30 años en África

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BORAMA, 6 octubre 2003 (ZENIT.org).- Una misionera laica de origen italiano, Annalena Tonelli, de 60 años de edad, fue asesinada en la tarde del pasado domingo en Borama, Somalilandia –región autoproclamada independiente de Somalia en 1991– .

«Estamos profundamente afectados por la noticia del asesinato de Annalena», reconoció monseñor De Pretis, vicario general de Djibouti a Fides.

Desde 1969, Annalena cuidaba a los enfermos de tuberculosis en Borama, un remoto pueblecito al norte de Somalia, en la frontera con Etiopía y Djibouti.

De acuerdo con los detalles que proporcionó monseñor De Pretis, «Annalena estaba aún en el hospital ayer por la tarde, hacia las ocho, cuando fue atacada por dos hombres armados. Uno de ellos disparó contra Annalena, quien murió de heridas en la cabeza tras una hora de agonía. Su cuerpo fue trasladado al Hospital de Hargheisa, el único con depósito refrigerado».

«Nos preguntamos quién sacará ahora su labor adelante –manifestó–. Era la única europea en la zona. Recibía ayuda de su familia en Italia, que había formado un grupo de apoyo».

«Annalena había recibido amenazas en muchas ocasiones; tememos que pueda haber sido asesinada por motivos religiosos –añadió monseñor De Pretis–. La labor de Annalena era de hecho testimonio cristiano. Si bien no desarrollaba directamente un trabajo de apostolado, era un canal del amor de Dios».

El obispo Giorgio Bertin, administrador apostólico de Mogadiscio, acudirá a Hargheisa en honor de la doctora Tonelli.

El presidente de Somalilandia, Dahir Riyalew Kahin, ha condenado el crimen definiendo a la misionera como «una gran heroína» y afirmando que los responsables de su muerte serán detenidos y condenados.

Opción radical por los más pobres

«Partí hacia África decidida a gritar el Evangelio con la vida tras las huellas de Charles de Foucauld», había reconocido Annalena Tonelli a «Fides».

Licenciada en Derecho, Annalena eligió defender a los más pobres: «Después estudié medicina: diploma de tuberculosis en Kenia, de medicina tropical y comunitaria en Inglaterra», explicó.

También desvelaba entonces la razón de su opción radical: «Desde niña, elegí vivir para los demás: los pobres, los que sufren, los abandonados, los no amados. Quería seguir sólo a Jesucristo. Nada me interesaba con tanta fuerza: Él y los pobres en Él».

Había reactivado en Borama el hospital y el ambulatorio local para el tratamiento y prevención de la tuberculosis. Igualmente puso en marcha escuelas de alfabetización para niños y adultos tuberculosos, cursos de instrucción sanitaria para el personal paramédico y una escuela para niños sordomudos y discapacitados físicos.

Annalena Tonelli –que vivía desde hace más de 30 años en el Cuerno de África– ideó un innovador proyecto sanitario: el «Dots» o «Directly Observed Therapy» basado en la atenta observación y tratamiento del enfermo de tuberculosis que pertenezca a grupos nómadas o seminómadas.

Igualmente –recuerda la agencia misionera Misna–, creó un sistema de control y prevención extremadamente detallado y técnicamente actualizado contra esta enfermedad.

Por su labor, el pasado abril recibió el «Nansen Refugee Award», prestigioso galardón a quienes se ocupan de la asistencia humanitaria a los refugiados.

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ZENIT Staff

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