ROMA, 6 noviembre 2002 (ZENIT.org).- Alberto Neri Fernández, médico, miembro del movimiento de los Focolares, murió trágicamente en Brasil a manos de dos militares a quienes trasladaba en coche, ofrecimiento que hizo con la generosidad que acostumbraba. El robo fue la causa del asesinato.
El hecho tuvo lugar el 19 de octubre. Alberto desapareció cuando salió de la Universidad del Sagrado Corazón de Bauru, en el estado de San Pablo, donde había participado en un seminario de Ética.
Se dirigía en coche a Votuporanga, a 200 kilómetros de distancia, donde tenía que encontrarse con un grupo de niños, pero no llegó, según confirma un comunicado de prensa difundido por el Movimiento de los Focolares .
La policía comenzó las investigaciones mientras el Movimiento en Brasil y en todo el mundo inició una cadena de oración. El sábado pasado, dos jóvenes militares, quienes una semana atrás mataron a otro médico para robarle, fueron detenidos y confesaron también el asesinato de Alberto.
Declararon que estaban en graves dificultades económicas y que provocaron las muertes para no ser identificados. Alberto sólo llevaba el equivalente a 10 euros. Su cuerpo fue encontrado en una plantación de caña de azúcar donde yacía abandonado desde hace 15 días.
Al comunicar la noticia a los miembros del Movimiento en todo el mundo, Chiara Lubich, su fundadora, escribió: «Es nuestro primer focolarino mártir, muerto mientras realizaba un acto de amor».
Sus restos fueron trasladados a Bauru, donde vivía en la comunidad del focolar. Allí se celebró la Eucaristía. Después, fue llevado a la Mariápolis Ginetta, la ciudadela del Movimiento en las proximidades de San Pablo. Fue notable la presencia de jóvenes en su velatorio y más de 600 personas acudieron a su funeral.
