Asesinados dos sacerdotes en Colombia en menos de doce horas

Juan Pablo II envía dos mensajes de pésame

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CIUDAD DEL VATICANO, 18 octubre 2002 (ZENIT.org).- Juan Pablo II envió este viernes dos mensajes para manifestar su dolor por el asesinato de dos sacerdotes colombianos acaecido este jueves a menos de doce horas de distancia el uno del otro.

Las víctimas son monseñor Gabriel Arias Posada, vicario de la diócesis de Armenia, y el padre José Luis Cárdenas, párroco de Chalán (Sucre).

El primer asesinato tuvo lugar en el municipio sucreño Chalán, donde el padre Cárdenas Hernández, de 30 años, fue asesinado por varios hombres armados en la puerta de su casa. Fuentes de la Policía de Sucre, han atribuido el asesinato a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

Sin embargo, un portavoz de esa agrupación guerrillera declaró a la prensa colombiana no son los autores del asesinato y que iniciarán una investigación para saber quiénes son los responsables del crimen.

En un telegrama enviado por el cardenal Angelo Sodano, secretario de Estado, al obispo de Sincelejo, monseñor Nel Hedye Beltrán Santamaría, Juan Pablo hace llegar «su sentido pésame» y condena la violencia «siempre reprochable, que tan insistentemente azota la región».

Asimismo, invita a todos los sacerdotes y evangelizadores de la diócesis «a poner toda su esperanza en la fuerza de vida y de paz que nace de Jesús resucitado para continuar sin desaliento en su misión pastoral».

El cuerpo de monseñor Gabriel Arias Posada (66 años de edad) fue encontrado muerto el miércoles en el municipio caldense de Anserma, a donde había llegado para realizar una misión de paz.

De acuerdo con el párroco de la catedral de Armenia, Nelson Londoño, el vicario fue hallado muerto con heridas de bala, en compañía del conductor del vehículo en que se transportaba.

Según el padre Bernardo Gómez, de la parroquia del Espíritu Santo, donde trabajaba monseñor Arias, voces extraoficiales indican que el sacerdote pretendía mediar en la liberación del ex senador quindiano, Ancízar López, secuestrado por las FARC hace cerca de seis meses entre Montenegro y Quimbaya (Quindío).

Fuentes de la parroquia de Santa Bárbara, en Anserma, han explicado que «El padre y su chofer recibieron «tiros de gracia»».

Otro telegrama enviado por el Papa al obispo de Armenia, monseñor José Roberto López Londoño expresa su «profundo dolor de este nuevo acto de injustificada y tan difusa violencia en el país».

Asimismo «exhorta a los pastores y fieles de esa Iglesia particular colombiana a fortalecer su esperanza en estos momentos dolorosos y difíciles, mediante una fe inquebrantable en Cristo, que ha «vencido al mundo»».

Los sacerdotes se han convertido en uno de los objetivos preferidos de los grupos violentos del país. El pasado 27 de septiembre desconocidos tirotearon al padre Jorge Sánchez y a tres de sus colaboradores en el municipio de Restrepo (Antioquia), y la semana anterior había sido asesinado el sacerdote José Luis Arroyave en la ciudad de Medellín.

De acuerdo con cifras de la Conferencia Episcopal Colombiana, reveladas en julio pasado, en los últimos 18 años los grupos armados asesinaron a 44 sacerdotes, secuestraron a 11, hirieron a siete y amenazaron a 20. Entre las víctimas hay un obispo y un arzobispo.

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ZENIT Staff

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