ROMA, 15 octubre 2001 (ZENIT.org).- Enfrentamientos entre cristianos y musulmanes han provocado este fin de semana al menos doscientos muertos y centenares de heridos en la ciudad de Kano, norte de Nigeria, desencadenados por las protestas contra los ataques anglo-estadounidenses a Afganistán.
En la mañana de este lunes episodios de violencia seguían verificándose en esa ciudad.
El director de la agencia misionera Misna, el padre Giulio Albanese, revela: «todo comenzó el viernes pasado, durante la tradicional oración islámica. Terminada la oración, la gente salió de las mezquitas y comenzaron las manifestaciones que en un primer momento parecían tener un carácter bastante espontáneo».
«El hecho es que muchos facinerosos comenzaron después a gritar eslogans contra Estados Unidos: «¡Alá maldiga América!». Durante toda la noche, después, continuaron los enfrentamientos y, por desgracia, tanto el ejército como la policía han sido incapaces de contener la violencia de estos fanáticos, que además han quemado tiendas e incluso lugares de culto».
«Numerosos cristianos trataron de huir de la ciudad –añade el padre Albanese–. El terror reinó durante más de 48 horas. El riesgo es que estas manifestaciones contra Estados Unidos se difundan por otros Estados del norte de Nigeria de mayoría islámica».
El director de la agencia Misna explica que, en el fondo, se trata de dos conceptos diferentes de la realidad. «El mundo integrista islámico quiere convertirse en paladín de los intereses de las poblaciones del sur del planeta, afirmando ante todo y sobre todo la opción de la teocracia».
«En definitiva –aclara el sacerdote–, este Islam integrista no logra comprender la distinción entre la laicidad del Estado y el aspecto religioso. Además, con frecuencia, se impone la «sharia», la ley islámica. Se cometen de este modo auténticas injusticias contra las minorías religiosas».
Para el padre Albanese, «la única esperanza consiste en insistir verdaderamente en el camino del diálogo y sobre todo en la formación, pues por desgracia estos hechos son síntoma de una gran ignorancia con la que muchos especulan. Hay gente fácil de manipular por estos grupos extremistas que quieren la «guerra santa» a toda costa».
